Todos pensaban que habían muerto, pero sobrevivieron al fuego
Uno de los secretos que oculta la catedral de Notre Dame, en París, es que en su techo hay tres colmenas en las que viven 200 mil abejas, donde producen miel.
Por eso, cuando se produjo el pavoroso incendio de su cubierta el pasado lunes, los temores por la suerte de los insectos se dispararon. Pero de manera casi milagrosa, las abejas se salvaron del fuego.
Nicolas Geant es el apicultor encargado de estas colmenas, y pensaba que lo peor había ocurrido, hasta que «recibí una llamada de André Finot, el portavoz de Notre Dame, que dijo que había abejas volando dentro y fuera de las colmenas, lo que significaba que estaban todavía vivas».
«Justo después del fuego, miré las fotos de los drones y vi que las colmenas no se quemaron, pero no había forma de saber si las abejas habían sobrevivido. Ahora sé que hay actividad. ¡Es un gran alivio!», declaró Geant.
Y agregó: «No estaban en medio del fuego. De haber estado en él no hubieran sobrevivido, las colmenas están hechas de madera. La cera se derrite a 63 grados, si la colmena hubiera alcanzado esa temperatura, la cera se habría derretido, habría atrapado a las abejas y todas habrían muerto», explicó.
Lo que sí que pudo pasar es que en las colmenas entrara humo, pero eso no afecta a las abejas: «No tienen pulmones como nosotros y hemos usado ahumadores con ellas durante siglos», dijo Geant.
Los tejados de Notre Dame ocupan una zona amplia de la catedral y sus edificios anexos. La primavera de 2013, cuando Notre Dame se incorporó al proyecto de apoyo a la apicultura urbana de París se decidió que el enclave más apropiado para instalar las colmenas era el tejado situado sobre la sacristía, cerca de la plaza Juan XXIII.