Los vientos populistas en este momento soplan en contra de la lógica y a favor de la estupidez comunista. Veamos el tema de la Inmunidad Parlamentaria.
Por supuesto que la gente tiene que saber por quién vota, y al ejercer su derecho, y para colmo con voto preferencial, ha puesto en el Congreso a gente como Vinicio Ríos, como el General Donayre, en fin, a gente que tiene una cantidad de procesos pendientes, con sentencias en primera y segunda instancia y por eso es que se ha llegado a un exabrupto como es la eliminación de la Inmunidad Parlamentaria porque creen que es impunidad parlamentaria. Ojo que falta la votación de la segunda Legislatura del próximo año, todavía no es ley.
El hecho que un parlamentario tenga delitos previos a su función me parece evidente que puede ser desaforado de inmediato en la medida que tenga una sentencia consentida y ejecutoriada en tercera instancia. Eso me parece que es de lógica pura.
El problema pasa cuando un parlamentario en el ejercicio de su función comienza a chocar con intereses de empresas transnacionales o de las nacionales monopólicas u oligopólicas, o firmas que abusan de posiciones de dominio, que simplemente contaminan o tienen prácticas en contra de la ley.
¿Cómo ahora, amigo lector de LA RAZÓN, van a poder fiscalizar los nuevos parlamentarios? Para colmo, han aprobado la no reelección congresal. Es decir, vamos a tener congresistas inexpertos y perfectamente expuestos a cualquier andanada de denuncias, de querellas por difamación y calumnia, de demandas por daños y perjuicios, lo cual será prácticamente inviable la labor de fiscalización la labor de cualquier parlamentario. Es decir, le vamos a quitar una parte inmensa de su poder.
Cuando la verdad sea dicha, la gente tiene que hacerse cargo de su voto, porque son los partidos políticos los que ponen el menú y desgraciadamente ellos al poner en sus listas parlamentaria a gente con procesos pendientes o prontuarios pendientes, o inclusive con sentencias, son los que exponen a la población a tomar decisiones erradas, pero al fin y al cabo soberanas.
El problema que vendrá es que vamos a tener un parlamento muy débil donde inclusive los Ministros de Estado pueden tercerizar sus odios y terminar hundiendo un parlamentario fastidioso no solamente a los poderes de las empresas privadas, sino inclusive al aparato público, porque además el parlamentario sabe que tiene fecha de caducidad, que el último día de su mandato termina siendo un peatón y no tiene ni siquiera cómo reelegirse para seguir conservando el poder.
Yo estoy en abierto desacuerdo que un delincuente llegue al Parlamento, pero soy consciente de que la gente lo puso ahí.
El gran problema de que un Congresista sea un peatón, es simplemente que éste y el Legislativo van a perder un poder de fiscalización. Eso me parece un grave error.
Y con respecto al acto demagógico de decir que un Presidente no puede salir del país terminado un año de su mandato, es simplemente para la tribuna.
Lo que tendría que aprobarse es el Juicio de Residencia, que implica que en el lapso de posterior año de su mandato un Presidente puede ser denunciado directamente ante la Corte Suprema, y ésta puede recibir acusación directa de un Fiscal Supremo.
En la medida que uno pueda probar que un jefe de Estado delinquió, va a tener 365 días para denunciar y será un Fiscal Supremo el que diga si eso tiene mérito y simple y llanamente se le denuncia y se le enjuicia.
En el tiempo que dure el juicio, solo la Corte Suprema podrá permitir la salida del país, y ya está. Menos demagogia y nos evitamos comisiones investigadoras, juicios políticos y fuegos artificiales que no sirven para nada. Pero como el populismo y la estupidez campean, aplaudimos cosas que finalmente terminarán afectándonos a todos.
Porque desgraciadamente otra de las cosas que no se aprueba es el Voto Facultativo. El día que nadie obligue a ningún peruano a votar, sea para Presidentes o Congresistas, la gente se hará a cargo de su voto y terminaremos con tanta tontería que nos hace perder tiempo y dinero.
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