Algo tiene que haber pasado por la cabeza del Ministro de Salud, Óscar Ugarte, cuando afirmó en un programa de Willax que era una buena idea que los privados pudiesen importar directamente las vacunas y distribuirlas bajo la supervisión de los organismos del Estado, como es evidente, el Ministerio de Salud y la Digemid.
Ahora bien, todo, a la hora de la hora, termina en un evento político, porque si los privados pudiesen importar las vacunas como ya hay un proyecto de ley en el Congreso, se vería evidentemente aligerada la actuación del Estado para con la vacunación.
Si las empresas de Seguro como Pacífico Peruano Suiza, Mafre o Rímac pudieran importar lotes de vacunas y distribuirlas entre sus afiliados, sería fabuloso.
Al tema del costo no le veo ningún problema, porque seguramente lo pudieran regalar a cada uno de sus asegurados y sus familiares, o inclusive cobrarlos, y nosotros, me refiero a los que podemos pagar, ya veríamos qué es lo que hacemos. Esa es la libertad de elegir sobre la vida y la muerte. Sobre la eficiencia o ineficiencia de los privados versus el Estado.
De la misma manera, las empresas prestadoras de Salud lo podrían hacer, y cómo no, también las AFPs, porque ellas están en su derecho de importar lotes, e igualmente regalarles o cobrarles a sus afiliados.
El gran drama hubiera sido que estas empresas, como es lógico, lo hubieran hecho de la manera más veloz. Es más, ese proyecto puede hacerse realidad y ya veríamos el escándalo que resultaría a Sagasti y los demás ministros, observando la ley y el Congreso aprobándola por insistencia. Es decir, insistir para que el peruano sea salvado por manos privadas y no por el Estado.
Esto es una vergüenza, porque me pongo en la ficción de que cada vacuna pudieran ser importada acá al Perú y el costo de U$ 20, lo cual implicaría ya una ganancia para la empresa que la trae. A la hora de la hora sería nada versus el costo de tener que enterrar un ser querido, o inclusive, el enfrentar una enfermedad como el Coronavirus, que a la hora de la hora termina costando no solo la vida, sino una suma económica muy grande.
Imagínense, 25 o 30 dólares no es nada versus el costo, me refiero solo a la economía de cada una de las personas.
¿Por qué no lo quiere dejar hacer el Gobierno? Bueno, porque no han querido comprar las vacunas, como es público y notorio, como no han comprado los equipos de respiración personal, las plantas de oxígeno, simple y llanamente porque son comunistas y quieren que la gente se muera.
Y esta es la parte más alucinante porque inclusive se estarían poniendo frente a una realidad, el que las empresas privadas como las del rubro seguros, las prestadoras de salud, o inclusive hasta los propios bancos pudieran importarlo y contratar a empresas privadas para su debida distribución.
Como por ejemplo el Grupo Interbank podría hacerlo para Interseguro, y también para que la vacunación se de en cada una de las farmacias Inkafarma o Mifarma, todo bajo el costo privado, con la posibilidad de regalarlo.
Aunque parezca increíble, hay gente que se pone con los pelos de punta al ver que la inmensa incapacidad del Estado se vea de manifiesto.
El ministro Ugarte dice que chocaría con el Programa de Vacunación ¿Y cuál es el problema? Los que tienen que ser vacunados gratuitamente son la gente del pueblo, que no tienen cómo asumir ningún costo.
Acá no hablamos de privilegios, sino de aligerar el trabajo del Estado, y quienes podemos pagar la vacuna vamos a permitir que haya más gente pobre teniéndola gratis, porque le aligeramos ese costo al Estado.
Desde donde lo vean es una buena idea. Salvo, claro, que los comunistas sigan pensando en agudizar las contradicciones y que los peruanos se sigan muriendo.
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