El microrrelato latinoamericano muestra sus logros en Bolivia

En Santa Cruz de la sierra (Bolivia) con participación de 210 escritores de habla hispana

por | Jun 11, 2018 | Cultura

En Santa Cruz de la sierra (Bolivia) con participación de 210 escritores de habla hispana

Tiene como marco de fondo la XIX Feria Internacional del Libro que ya está en pleno desarrollo.

 VÍCTOR ALVARADO

Los narradores de habla hispana cultores del microrrelato o microcuento, sostendrán los días 09 y 10 de junio el II Encuentro Internacional del Microcuento, en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), en el marco del XIX Feria Internacional del Libro que se viene desarrollando aquí desde el pasado 30 de mayo.

Los cultores del microrrelato son también cultores del relato largo o novela, y los hay sobresalientes en ambas disciplinas, entre los cabe mencionar a Ramón Gómez de la Serna, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Adolfo Bioy Casares, Augusto Monterroso, solo por citar a los clásicos, todos ya fallecidos.

Invitados

Según la Cámara del Libro, organizadora de la jornada, participarán  en calidad de invitados especiales unos 30 escritores  extranjeros  de 12 países, entre ellos ocho escritores cubanos y más de 180 escritores bolivianos.

Entre los invitados se cuentan los peruanos Mario Guevara Paredes y Rony Vásquez Guevara,  el filósofo y sociólogo  francés Sami Naïr, conocido defensor de los derechos de los inmigrantes y José Lorenzo García Baltazar, director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

Mención especial merecen la participación de narradores bolivianos que han emergido con fuerza, entre ellos la escritora cruceña Giovanna Rivero, galardonada con el premio Dante Alighieri, por su libro “Para comerte mejor”, que reúne varios celebrados cuentos breves.

Menciones

También, Sisinia Anze Terán, empezó su carrera literaria el año 2009, con la publicación de su primera novela: “El Abrigo Negro», seguido de La Clonación de Cristo (2010), Las Últimas Profecías (2012), Las Crónicas del Supay (2015) y, Juana Azurduy La Furia de la Pachamama (2016).

Gonzalo Llanos “Golla”, narrador y también caricaturista, tiene una bien comentada producción de cuentos breves, entre ellos “Manual Incompleto”, integra el Taller de Cuentos ‘Correveidile’ y dirige el grupo de lectura de cuentos ‘Los Chavelos’.

Eliana Soza Martínez tiene tres microcuentos célebres que han sido  incluidos en la Antología Iberoamericana de Microcuento, compilada por el escritor boliviano Homero Carvalho en 2017.

Homero Carvalho ha publicado libros de cuentos, novelas, poesía y ensayo. Entre los primeros: Biografía de un otoño, El Rey Ilusión, Seres de Palabras, Territorios invadidos y Ajuste de Cuentos. Ha sido incluido en varias antologías bolivianas importantes, entre ellas «Antología del cuento  latinoamericano del siglo XXI», del peruano Julio Ortega.

Waldo Xavier Varas tiene una colección de 40 microcuentos urbanos y actualmente se alista su segundo libro de cuentos «Haikus y otros drinks».

Miguel Ángel Sequeiros Cardozo incursiona con cuentos en la literatura de terror y horror, y en la narrativa fantástica.

Peruanos

Respecto a los peruanos, cabe reseñar que Vásquez es director de Plesiosaurio, primera revista de ficción breve peruana y editor de Editorial Micrópolis y ha publicado Cuadernillo de pulgas (2011), Cuaderno de pulgas (2011), Circo de pulgas, Minificción peruana, Estudio y antología (1900-2011) (2012), entre otras.

Mario Guevara es celebrado autor de “Cazador de Gringas”, traducido hasta 6 idiomas, y director de la revista “Sieteculebras”. Publicó sus primeros  cuentos breves hace 32 años en una revista limeña llamada «Chavin», dirigida por  Jorge Handabaka y está considerado  uno de los primeros de la generación del ochenta, de la que forma parte, en escribir microcuentos.

En el 2003, publico «Matar al Negro», una colección de cuentos breves, y  en 1990 fue finalista en el Concurso Nacional de Cuento Breve, patrocinado por la ANEA y la revista “El Ñandu Desplumado”.

Un microcuento de Mario Guevara

BRICHERO: Después de agotadoras jornadas de placer, el amor que le profesaba se había diluido. Pero la gringa (una lágrima se deslizaba por la sonrojada mejilla) estaba firmemente convencida que él volvería. Aunque la posdata de la carta decía: «Amor mío, sólo me llevo quinientos dólares porque te quiero».

 


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