Aun año de la pandemia, las lecciones sanitarias, económicas y políticas nos deben de llamar a un reflexión seria y pertinente. Seria, porque desgraciadamente tuvimos un gobierno improvisado y corrupto, que no supo llevar a cabo su trabajo preventivo y de manejo de la crisis sanitaria, improvisando medidas extremas que, a la larga, dejaron a un país en la ruina económica, con uno de los PBI más bajos del mundo y una población de desempleados que sobrepasan los 2 millones de personas.
Pertinente, porque los más de 100 mil muertos reclaman la justicia de un gobierno que, como el de Vizcarra y, ahora, el de Sagasti, no fue capaz de dotar de un elemento tan imprescindible como el oxígeno a una población vulnerable por el simple hecho de salir a buscarse el pan de cada día y no contar con los recursos económicos para soportar una de las cuarentenas más extensas y absurdas del mundo.
Durante la primera ola, Vizcarra no solo no supo implementar un cerco epidemiológico eficaz, con un testeo a la población en sus propias postas médicas y aislando a las personas contagiadas, sino que implementó medidas tan absurdas – ejecutadas por su flamante ministro de salud Víctor Zamora- como aquella de repartir los días de salida entre hombres y mujeres por separado. Tamaña idiotez que no soportó más de una semana de su ejecución.
El gobierno de Vizcarra, plagado de ayayeros caviares, no supo siquiera controlar la caja fiscal, creando un hueco fiscal que nuevamente nos pone de rodillas frente a los acreedores en el mundo. Y hoy, con Sagasti a la cabeza, la actividad económica – en febrero – habría caído en promedio 9% en relación a similar mes del 2020, como producto de las cuarentenas focalizadas.
Sin duda, la lección de ambos gobiernos es la siguiente: la izquierda no sirve para gestionar una crisis que, como la pandemia, ha convertido al Perú en un país caótico, sin un rumbo económico definido y con una de las tasas de desempleo más altas de la región. Pese a ello, los “sabios” rojos nos siguen diciendo qué es lo mejor para nuestra salud y continúan empobreciendo más al Perú. Lo que nos costó más de 30 años de progreso económico, los “expertos” caviares se lo tiraron abajo en menos de un año, fomentando miseria, muerte y destrucción.
Esos mismos personajes tenebrosos que destruyeron el país, pretenden seguir mamando de la teta estatal, disfrazándose de ovejas electorales para luego sacar las garras afiladas de su ideología marxista. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
