Para la segunda vuelta electoral es importante no confundir la terminología utilizada para definir la situación por la que atraviesa la economía.
¿Estamos en crisis o recesión? No estamos en crisis ya que nuestra inestabilidad económica no será por un tiempo muy extenso, según la proyección el PBI 2021 será entre 8% y 10%.
El 2020 hubo una recesión con un crecimiento negativo, movimiento cíclico descendente por el COVID-19 (PBI -12.5%); caída del nivel de actividad económica, crisis política y la corrupción variable no económicas que hacen temer a los inversionistas. La variación negativa del indicador Producto Interno Bruto (PIB) durante dos periodos trimestrales consecutivos da un decrecimiento. Este es un proceso que disminuye el ritmo de la economía, posicionando el panorama en una recesión.
La caída del PBI 2020 fue del (- 11.3%), 1983 (-10,4%), años 1988 y 1989 (-9,4% y -12,3%). Economistas y políticos declaran que la recesión fue bárbara y no habrá reactivación. Pero no dicen que la economía se recupera y reactiva a tasas de crecimiento como en 1986 9.4%, 1987 9.7%, 1994 12.4%, 2008 9.1%.
La segunda vuelta afronta un ruido político provocado por el Gobierno y un Congreso de la Republica desprestigiado que toca la estructura del Poder público y privado, adicionándole la falta de acción eficaz de la Justicia, sobre hechos de corrupción lo que genera desconfianza del inversionista; dicho factor es el pilar de la economía, y si la confianza no se recupera luego de las elecciones, la inversión continuara retraída y el consumo no se recuperara, provocando que los ingresos por ventas de las empresas sean menores, haciendo difícil la recuperación de economía; impidiendo que el Estado recaude tributos afectando la caja fiscal.
Ahora no hay apoyo al emprendimiento y hay desconfianza en el Gobierno. Tenemos un Estado predatorio y una burocracia paquidérmica compleja y trámites inmanejables que faciliten la inversión. El Estado no funciona y nuestro aparato estatal es ineficiente y cuando se trata de crear las condiciones para generar riqueza, abdica de sus funciones.
Cuando se relaciona con la inversión privada, las señales son para trabarla. La burocracia usa su autoridad para maximizar sus beneficios personales, la corrupción es endémica y la desorganización de la sociedad es promovida. La pregunta es ¿Qué hacemos para que el crecimiento económico del PBI se acelere este año y los siguientes, para generar empleo y reducir la pobreza?
El crecimiento económico es el objetivo de un país con presión demográfica del 1.5% como el Perú con una proyección de 33.1 millones de habitantes al 2021y donde cada año ingresan al mercado laboral 300,000 jóvenes.
El premio nobel de economía 2001, Joseph Stiglitz, advierte una gran desigualdad y deficiencias en la sociedad, en la que se incrementan los niveles de pobreza por la pandemia del Covid-19. La teoría económica ha explicado por qué no se puede dejar todo al libre mercado, ya que tiene límites, ahora es necesario ver el futuro, mirando a largo plazo.
La recuperación y reactivación de la economía requieren un rol activo, eficiente y eficaz del estado. La idea es convertir al Perú en una sociedad libre, dinámica y no seguir cayendo en el atraso y desorden.
(*) Economista
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