Ricardo Sánchez Serra
El grupo terrorista Hamas inició una cruenta agresión de cohetes contra la sacra Jerusalén y varias ciudades israelíes, justo al terminar el Ramadán el mes más sagrado para los musulmanes y en el día de la Ciudad Santa, sagrada para cristianos, judíos y musulmanes.
Los terroristas de Hamas, que tienen secuestrado a cerca de dos millones de palestinos en la Franja de Gaza, lanzaron hasta la fecha más de dos mil cohetes contra objetivos civiles y si no me equivoco atacaron por primera vez a Jerusalén.
En los primeros días de la embestida de los terroristas de Hamas a civiles, hubo muchas voces de algunos países y de varias personalidades, para que Israel no responda y al mismo tiempo se criticaba al Estado judío -sin ni siquiera haber hecho nada- por su “agresión”, en un contexto en donde prima, sin duda, la desinformación.
Los terroristas de Hamas no reconocen al Estado de Israel y quieren destruirlo, además boicotea siempre los planes de paz de Israel con la Autoridad Autónoma Palestina.
En esta agresión de los terroristas de Hamas -que ni siquiera atacan objetivos militares, sino civiles- no es moralmente válido ni razonable –ni poner como excusa la paz- pedirle a Israel que no responda para que la “comunidad internacional” se encargue… ¿Se encargue de qué?
Las informaciones deben estar claras: los terroristas de Hamas atacaron, agredieron, mataron civiles. La comunidad internacional nunca hizo nada anteriormente. Las agresiones desde la Franja de Gaza no se detuvieron. Si aún hay pocas víctimas, es gracias al Escudo de Hierro o sistema antimisiles, cuya interceptación, según los expertos, llega al 90 %.
Este sistema tiene un radar que detecta hacia dónde se dirigen los misiles de los terroristas de Hamas y desde dónde fueron lanzados, para que así los cohetes israelíes se dirijan a destruir las baterías lanzamisiles de los terroristas, que cobarde y salvajemente apostan en centros educativos, hospitales y en otros lugares en donde viven civiles.
Los misiles de los terroristas de Hamas, son muy variados y pueden llegar a impactar a 200 kilómetros. Mayormente son de suministrados por Irán e ingresan por túneles clandestinos debajo del muro egipcio No son simple cohetecillos, como tratan de justificar los que odian a Israel, son instrumentos letales.
Es un fin supremo lograr la paz, pero la paz se logra con paz. No se le puede pedir a Israel que no se defienda y la comunidad internacional debe sancionar al agresor y los propios palestinos deben expulsar a los terroristas de Hamas de su territorio.
