IVÁN TORRES LA TORRE
Entre los presidentes que he podido observar en mi vida, que son varios, cada uno con su respectivo mensaje a la nación ante el Congreso de la República, ninguno tuvo una conexión con el pueblo como el mensaje del presidente Martín Vizcarra Cornejo. Esto es importante, siempre y cuando se hayan abordado aspectos o tópicos del quehacer nacional que vayan más allá del efecto inmediato; en otras palabras, que no busque el ángulo efectista, populista, sino que busque el clamor popular, pero con la visión del estadista que se proyecta a un destino sostenible.
Si bien es cierto, todos los temas que abordó el presidente Vizcarra en su mensaje del pasado 28 de julio son sumamente importantes, entiéndase su propósito de luchar contra la corrupción, convocar a referéndum para la renovación del congreso y el pronunciamiento del pueblo sobre la bicameralidad o, el no menos importante rechazo y condena al machismo como “fuente” del feminicidio en el Perú, también es cierto que existen otros temas que un estadista debe llevar adelante mediante acciones que partan de una voluntad política y que pueden ser también materia de un discurso o mensaje a la nación.
Vuelvo a subrayar que todos los temas que tocó el presidente Vizcarra en su mensaje a la nación son importantes, pero no necesariamente de conexión con los verdaderos propósitos de un estadista, más bien los veo populistas, básicos, que debieron decirse hace mucho tiempo y que no por leerlos ahora con especial énfasis, amerita calificar el recurso como encumbrado. Los otros temas a que me quiero referir son por ejemplo la educación nacional, la salud pública de la nación, la política del agro nacional, de la gran y pequeña minería, de la industria peruana, del crecimiento de oferta laboral al pueblo y de cómo trabajar hacia un futuro sostenible, pues caso contrario el discurso Vizcarra me hace recordar a los discursos ochenteros cuando la gente esperaba de ellos el famoso “se aumenta el sueldo mínimo vital”.
Que un estadista maneje un discurso tocando estos tópicos y dimensiones de tanto impacto para un país, sería la verdadera novedad, pues que un presidente en fiestas patrias diga “vamos a luchar contra la corrupción” resulta evidente; que sostenga que repudia el feminicidio es obvio, que acaben los juicios largos para los “viejitos” resulta un deber básico de toda autoridad política. Lo que sucede es que la desesperanza y ausencia de liderazgo es tan grande en nuestro pueblo, que las pocas o básicas cosas populistas que nos digan nos hacen soñar. Yo les digo que, no nos conformemos con las migajas que nos da la clase política. Sigamos exigiendo el camino y el rumbo de nuestro destino nacional. Hasta la próxima semana.