Economistas y empresarios, dicen que el Estado interventor fracasó y la economía social de mercado es una ilusión. Sus nuevas funciones son: a) brindar seguridad, b) justicia para todos, c) estabilidad económica para preservar el equilibrio macroeconómico, lo que evita la ideología del Estado promotor del desarrollo.
Dicen que estamos en una economía de mercado avalada por una Constitución liberal y que nos debemos preocupar del crecimiento de la economía – mayor PBI- , manifiestan que la iniciativa individual y no la estatal es la que decide qué, cómo, cuánto y para quien producir. Sostienen que el consumidor es el soberano y el productor se dedica a servirlo. Y no debe haber reducciones tributarias ni subsidios para productores y consumidores favorecidos.
“El liberalismo no es una política al servicio de los intereses de grupos, sino al servicio de los intereses ciudadanos. A nadie le está permitido recurrir a la fuerza o al fraude o inducir a alguien a hacer lo que no desea”. Friedrich A. Hakyk.
Nuestra Constitución Política de 1993 establece en sus artículos 58° y 59°, que estamos en una economía social de mercado y que el Estado orienta el desarrollo del país actuando en las áreas de promoción de empleo, salud, educación, seguridad, servicios públicos e infraestructura. El Estado brinda oportunidades a los sectores que sufren desigualdad y promueve las pequeñas empresas en todas sus modalidades. O sea, el Estado interviene cuando lo considera necesario.
La economía social de mercado señala una competencia justa y libre elección del consumo, este tipo de economía tiene un orden social, económico político integrado, reconoce una política económica de mercado y al mismo tiempo una política social que regula la primera a través del Estado descentralizado.
El estado debe crear el Banco de Promoción del Desarrollo, utilizando como ventanilla al Banco de la Nación, orientado a la pequeña y mediana empresa que representa el 75% de la población económicamente activa nacional y aportan el 61% del PBI.
Manfred Max Neef dice: «La economía neoliberal mata más gente que todos los ejércitos del mundo juntos, y no hay ningún acusado, no hay ningún preso».
El libre mercado y la política antinflacionaria no generan condiciones rentables a la inversión productiva. En el contexto de la liberalización financiera, el libre mercado genera ganancias de corto plazo y no se encamina a configurar condiciones de crecimiento sostenido.
(Papadimitriou, Wray y Nersisyan 2001) nos dicen que «la mejor economía no es aquella que está abandonada a la mano invisible del mercado no restringido. Nuestra seguridad nacional e individual no debe ser dejada a la suerte de la búsqueda privada de la máxima ganancia».
Michael Camdessus, ex director del FMI, dijo: «Esta es la razón por la que sabemos hace tiempo que se debe vigilar el mercado. Sabemos que el Estado de Derecho forma parte fundamental de la reforma estructural neoliberal. La ejecución de una política neoliberal ha hecho de la corrupción una modalidad de gobernar atentando contra los derechos humanos”.
La economía social de mercado debe tener un orden político y social integrado con una política de mercado y una política social que regule la primera.
(*) Economista