ANTERO FLORES- ARÁOZ
Los embajadores son nombrados por los Estados acreditantes a los Estados receptores y, representan al Estado acreditante en el Estado en que son acreditados. Como se puede observar representan al Estado en su conjunto y no al gobierno de turno, por lo cual el nombramiento de embajadores no tiene relación con el lapso en que los gobiernos están en funciones, salvo el caso de embajadores no diplomáticos profesionales, que se denominan también políticos, que terminan su misión al concluir funciones el gobierno del país acreditante.
Como es harto conocido, los embajadores tienen por misión principal la representación y su objetivo es estrechar las relaciones responsables y respetuosas entre los Estados, siéndoles extraño entrometerse en temas internos en los países en que ejercen sus funciones.
Pese a lo señalado, hay veces que los embajadores, actuando reñidamente con sus funciones legítimas, escudriñan asuntos internos en los países en que ejercen funciones y andan metiendo sus narices en lo que no debería importarles y, más aún, tratando de influir en los asuntos que no son de su competencia.
Hemos visto también como embajadores, en actitud ajena con sus funciones oficiales, se tornan en agitadores para hacer que el país en que actúen pueda ingresar dentro del grupo ideologizado de países con similar óptica que el suyo. Esto sobre todo se ha notado en actuación de embajadores de países de espíritu socializante.
Como vemos hay jefes de misión diplomática que parecerían ser multipropósito pues actúan como embajadores, espías y también agitadores, lo cual no es permisivo y, si hay países que los acogen y recepcionan sus cartas credenciales, conociendo los antecedentes de tales embajadores, ello es inexcusable y bien podría dársele fin a su misión solicitando cambio al país acreditante a fin de no entrar a mayores, como sería determinar como persona non grata al embajador entrometido.
Lo antes expuesto es motivado porque ha presentado sus cartas credenciales como embajador de Cuba en nuestra patria, un coronel de inteligencia, don Carlos Rafael Zamora Rodríguez, perteneciente a la Dirección de Inteligencia de Cuba (DI), que como es ampliamente conocido dirige el aparato de influencia, subversión y penetración de dicho país.
El mencionado embajador que lleva por alias “El Gallo”, se tiene conocimiento que ingresó al servicio de inteligencia en la década de los sesenta, habiéndose ocupado de análisis estratégico en Nueva York, teniendo como fachada su actividad “oficial” en la representación de su país en la ONU.
En 1990 volvió a Nueva York como embajador alterno de Cuba ante las Naciones Unidas. También ha sido embajador en Panamá, en Brasil, en El Salvador y en Bolivia y, en donde ha estado en funciones se conoce que intrigó pero además ayudó a grupos políticos y de activistas cercanos al pensamiento político comunista cubano.
Son demasiadas las coincidencias por lo que seríamos candelejones en grado máximo si es que creemos que tal embajador solo actuará en lo que corresponda a su cargo oficial. Además, todo lo dicho se encuentra en fuentes abiertas y se puede visualizar en Internet, lo que nos lleva a pensar ¿Qué más habrá que no conocemos?