Alter B. Himelfarb W. – Miembro A.I.E.L.C.
Martín Gilbert, historiado inglés frecuentemente citado, menciona en el Prefacio de su libro «Atlas de la Historia Judía», Editorial Semana/ Jerusalém / Abril 1978, en uno de sus párrafos, lo siguiente:
«Mi primera preocupación fue evitar el excesivo énfasis sobre muchos aspectos terribles de la historia judía. Quise describir con igual intensidad la construcción, los logros y normalidades de la vida judía a lo largo de casi cuatro mil años. Pero a medida que progresaba mi investigación de la historia judía, me sentí sorprendido, deprimido y de algún modo abrumado por la perpetua e irracional violencia que persiguió a los judíos en cada siglo y en casi todos los rincones de la tierrra. Por lo tanto, si la persecución expulsión, tortura, humillación y asesinatos en masa, se repiten frecuentemente en estas páginas, ello se debe a que también son frecuentes en la historia judía«.
Antes de los «2 mil y pico de años», mencionado en el Artículo anterior, el pueblo judío sufrió de mano del Faraón Menephtah: Recordarán el episodio cuando los hermanos de José, lo venden a unos mercaderes (camelleros). Ellos lo revenden a Putifar en Egipto. Pasados otros sucesos, José interpreta los sueños del Faraón y éste lo nombra Virrey. Este Faraón era de origen Hicso. Los Hicsos eran de origen asiático, descendientes de Noé y lejanamente emparentados con los Hebreos. Posteriormente, Jacob y sus hijos, por la sequía que había en Canaán, llegan a Egipto. Se reconcilian con su hermano José y el Faraón les permite asentarse en la Tierra de Goshen. De 70 inmigrantes y pasado cientos de años, el pueblo Hebreo cuenta con 600.000 personas y además, han prosperado. Pero ya los Hicsos no reinan en Egipto. La dinastía Faraónica vuelve a mano de los gobernantes egipcios. Y ahí aparece Menephtah: Éxodo, Cap. I, vers 9 al 16:
«Y dijo a su pueblo: He aquí que el pueblo de los hijos de Israel, es más numeroso y más fuerte que nosotros….Y comenzaron a afligir al pueblo de Israel, con más impuestos y con trabajo forzado, etc….No sea que entremos en guerra y se unan a nuestros enemigos…..Y habló el Rey de Egipto (el Faraón) a las parteras hebreas…. Y les dijo….si fuere varón lo mataréis…«.
Aquí, la persecución contra el pueblo judío, no tenía un caracter revestido de espiritualidad. Era cuestión de poder. Esto ocurría, apenas en el 1800 a.e.c. Las autoridades Faraónicas, no entendían cómo teniendo ellos -los egipcios-, grandes ídolos o dioses a la vista, no progresaban tanto y no estaban tan organizados, como los hebreos que no tenían ningún Dios a la vista.
Pasado el evento de las 10 Plagas… el Mar Rojo… Los 10 Mandamientos… La entrada a la Tierra de Israel y la lucha contra las tribus idólatras de Canaán y habiendo tomado posesión de Canaán, Israel, después de la muerte del Rey Saúl, del Rey David y a la muerte del Rey Salomón, se divide en Reino de Juda, (Roboam) con Jerusalém como Capital y el Reino de Israel, (Jeroboam) con Shejem como Capital.
En el 850 a.e.c., los Asirios atacan al Reino Norte de Israel y su nueva Capital, Shomrón (Samaria) obligando a sus habitantes a pagarles tributo. Era tanto el despilfarro de los Asirios en su Reindo, que «le echaron los ojos», al Reino de Israel, por su eficiencia económica, para que a la fuerza, les entregaran recursos económicos.
Cerca de 50 años, ese Reino de Israel, fue tributario de los poderosos Asirios. Sargón II, sanguinario y cruel Rey de Asiria. Posteriormente, alrededor del 722 a.e.c., Sargón II, hace una deportación masiva de los habitantes de ese Reinado de Israel, hacia Babilonia.
Lo curioso de esta acción, es que esa población no llega esclavizada a Babilonia. Tan pronto llegan a ese destino, quedan en libertad. ¿Qué es lo que pretendÍa Sargón II? Por una parte, deja deshabitado el reino de Israel y por otra, se llevaba a los hebreos, para que trabajaran y produjeran allí y de esa manera tenía el tributo, el impuesto, prácticamente, «a la mano». Nota:Algunos datos históricos, extraídos de «Historia del Pueblo Judío» (I) – Werner Keller – Ed. Gráfica Futura/Fuentelabrada/Madrid 1985.