Martín Belaunde Moreyra
En las últimas semanas el fujimorismo, bajo la denominación de Fuerza Popular, ha sufrido fuertes golpes en las encuestas, al extremo que su lideresa Keiko aparece con 14% de aceptación popular. Su vocera alterna, la congresista Beteta, atribuye esa baja al empeño de las encuestadoras en reducirlos a la nada. Cada quien tiene derecho a dar sus explicaciones, así como a desvirtuar los ataques de sus adversarios políticos, pero en este caso resultan inconsistentes. Dicha vocera se olvida de los graves errores cometidos en el Congreso por Fuerza Popular, que constituyen una de las principales causas del descenso en popularidad.
El fujimorismo en el Congreso, tal como en algún momento lo declaró Luis Galarreta, se dedicó fundamentalmente a “exhibir músculo”. Y en efecto lo hizo censurando a dos ministros de Educación, a un ministro de Economía, a un Presidente del Consejo de Ministros y finalmente, vacando al Presidente de la República por incapacidad moral. Pero más allá de esa agenda negativa, ¿qué logros en términos de políticas propositivas con arreglo a su programa de gobierno ha concretado? Pocos, muy pocos. La verdad es que no recuerdo ninguno. Lo que ha hecho en algunos casos es acceder a los pedidos de delegación de facultades, primero bajo la administración de PPK y luego, en dos ocasiones con el actual gobierno de Vizcarra. Pero en todas estas ocasiones ha actuado presionado por la necesidad de no aparecer como obstruccionista.
Cuando se difundieron los audios de la corrupción judicial su primera reacción fue dirigirse contra quienes los habrían filtrado y simultáneamente a sus divulgadores, Gustavo Gorriti y Rossana Cueva, pidiéndoles arbitrariamente que revelaran a sus fuentes. El pedido quedó en nada por la negativa de ambos periodistas, pero ahora después de varios intentos fallidos, insisten vía el Fiscal de la Nación Chávarry, que se identifique y sancione a quien los filtró. En suma, la preocupación del fujimorismo está centrada en identificar a los divulgadores de los actos corruptos en el Poder Judicial y en el CNM más que a combatir a la corrupción.
Creo que el problema principal del fujimorismo reside en que es una agrupación de tres cabezas. Alberto Fujimori, cuyo indulto ahora se debate en el Poder Judicial por mandato de la Corte de San José. Kenji, hoy defenestrado del Congreso y de Fuerza Popular con sus principales adláteres a raíz de los Mamani audios, implacablemente utilizados en su contra por orden de su propia hermana. Y finalmente doña Keiko, que en su encarnizada lucha interna, no vaciló en lanzar a su hermano a las fauces de la cárcel y que podría terminar con su padre de retorno a la prisión de Barbadillo. Esa lucha infraterna y parricida – al menos simbólicamente – le ha pasado la factura y lo estamos viendo en las encuestas. El propio Alberto Fujimori lo dijo con pena y sin reservas.
En estos momentos, ¿qué puede hacer el fujimorismo? Debatir sin miedo y sin pausa los proyectos presentados por el Ejecutivo. Analizar sus errores y allanarse al referéndum con propuestas claras y breves sobre la composición del CNM, respecto de un Senado como cámara revisora y finalmente sobre la no reelección de los Congresistas. He ahí su camino si quiere salir del pozo en que se encuentra.