Valer es el elegido por Pedro Castillo para liderar este nuevo gabinete, el cual tiene hasta a un sentenciado por abuso de autoridad y buscará el cambio de la constitución.
Este es el tercer gabinete presentado por el presidente Pedro Castillo en tan solo seis meses. En esta ocasión, Héctor Valer Pinto, legislador aliado que más que ser destacado por las cosas que pudo hacer, destaca más por las siete agrupaciones políticas a las que ha pertenecido donde cada una ha tenido diferente ideología.
Valer, abogado de 62 años, asumió el cargo que ejercía Mirtha Vásquez, quien renunció “denunciando un problema estructural de corrupción en diversas instancias del Estado” a propósito de la crisis en el Ministerio de Interior.
Para conocer un poco más del nuevo titular de la PCM, su primer partido de manera formal fue en 2008 con el Partido Aprista, 6 años después, fundó el Frente Amplio de Desarrollo, grupo que no alcanzó su inscripción. Ese mismo año, decidió postular para presidente regional en Lima con el partido Unión por el Perú. Dos años después, intentó nuevamente su objetivo con Perú Nación. Ha pasado por siete grupos políticos, entre ellos partidos y bancadas.
Valer, pasó de integrar las filas de Renovación Popular (agrupación con la que fue elegido y que fue expulsado de la misma) a formar parte de Somos Perú-Partido Morado y que hace tres semanas ingresó a Perú Democrático, grupo conformado por disidentes de Perú Libre quienes buscan el cambio de la constitución.
Ya en el Congreso, también se declaró líder de la “corriente ideológica” del “social liberalismo”. Sostuvo encuentros, entre otros, con el dueño de Perú Libre, Vladimir Cerrón, con quien, dijo, encontró “coincidencias”. Ocupó titulares por su frase machista en el Legislativo: “El caballero que acaba de defender a una mujer es conveniente que se ponga una falda”.
Al salir de la juramentación, el nuevo premier dejó bien claras sus intenciones de cambiar la Constitución: “Desde el Ejecutivo se viene cumpliendo lo que en campaña ofreció el presidente, que es preparar un momento constituyente para una nueva Constitución. Pero ese momento no es un salto al vacío que se pueda dar en dos o tres años; tiene que ser en cuatro, por lo menos, con la finalidad de poder convocar a todas las fuerzas vivas del país”, dijo.