IVÁN TORRES LA TORRE
Si bien es cierto el referéndum es un mecanismo de carácter constitucional mediante el cual pueden someterse a decisión ciudadana, aspectos como la reforma total o parcial de la Constitución, aprobación de normas con rango de ley, ordenanzas municipales y aspectos de descentralización, cabe la pregunta: ¿El referéndum es el camino para luchar contra la corrupción?
Al margen de tecnicismos de derecho constitucional, en el referéndum se nos va a preguntar si queremos la reforma del Consejo Nacional de la Magistratura, si queremos la bicameralidad en el Parlamento, es decir senadores y diputados, si queremos o no la reelección inmediata de parlamentarios y finalmente nos preguntarán si reformulamos la ley de financiamientos de partidos políticos. Nuevamente me pregunto, queridos compatriotas: ¿En el supuesto que los peruanos digamos que sí, con estas cuatro preguntas, el residente cree que va a combatir a la corrupción de manera frontal?
Esto es un chiste o una lavada de manos, porque yo me imagino que todos queremos la reforma del CNM, todos queremos que el financiamiento de los partidos políticos sea transparente y claro, la mayoría pensamos que los parlamentarios no deben ser reelectos de manera inmediata y ningún peruano, salvo que sea político, tiene claro qué es lo mejor para el parlamento: bicameralidad o unicameralidad.
Permítanme decirles que esto es un juego populachero. Esto es barato. Sin perjuicio de la falta de técnica legal que, pese a ser abogado me abstengo de explicarla porque sería denso, simplemente les digo que esto responde a una falta de autoridad que lidere el verdadero cambio de las instituciones, generando los nuevos cuadros para el poder judicial con una reforma profunda de este poder del Estado. ¿Acaso piensa el presidente que, llenando el Congreso con más burócratas, se acabó la corrupción? ¿Acaso piensa el presidente que poniendo nuevos congresistas ya no habrá lobbies políticos?
El referéndum responde a un temor histórico para la toma de decisiones. En otras palabras, es dejar en manos del país este tipo de medidas. Que el país avance en base al clamor popular y, si se equivoca, el presidente dirá que el pueblo decidió así y que no pudo hacer más. El referéndum es un error de lectura política, es ocioso, atenta contra la urgencia de tomar medidas inmediatas, expeditivas, profundas, sin negar que es un mecanismo constitucional pero que, lamentablemente, es una lavada de manos del primer mandatario de la República. Hasta la próxima semana.