JAVIER VALLE-RIESTRA
El próximo 7 de julio se cumplirán noventa años de la sublevación aprista –mis compañeros— (Trujillo, 1932). Veremos que la historia se repite. Aquellos hechos cruentos fueron provocados por el militarismo y el civilismo que tienen sus personeros en el tiranuelo de hoy y su séquito ¿por qué? Por la crisis provocada en los cambios ministeriales súbitos y en el decir y desdecirse del llamado “jefe de Estado”, tal como ocurrió con Sánchez Cerro. Puede venir lo que aconteció al sublevarnos en Trujillo. según Basadre, en la madrugada de aquel día las masas apristas procedían de la hacienda Laredo y también del colegio San Juan. Recapitulemos el pasado:
“El 7 de julio de 1932 los apristas se sublevan en Trujillo. Toman por asalto el cuartel O’Donovan. Agustín Haya de La Torre, hermano de Víctor Raúl, asume el cargo de Prefecto del Departamento. El gobierno envía fuerzas desde Lima para aplastar la rebelión. La aviación bombardea la ciudad. Se libra sangriento combate. El ejército entra en Trujillo y, prácticamente, tiene que tomarla casa por casa. El prefecto, Agustín Haya de la Torre y otros líderes se retiran en la noche del 9 de julio. En la madrugada del 10 de Julio, una masa exaltada, completamente fuera de control, ajena a toda consigna, asesina a los jefes y oficiales aprehendidos y retenidos como rehenes del cuartel O’Donovan. Este es el horrible crimen que abre el abismo entre el APRA y la Fuerza Armada. Sería temerario atribuir responsabilidad alguna, directa ni indirecta, a Víctor Raúl Haya de la Torre, quien, a la sazón, ya estaba preso y expuesto a toda clase de represalias. Por su parte, el ejército fusila en las ruinas de Chan Chán a un número indeterminado de apristas. “Por lo menos un millar” –le dijo Luis A. Flores a Francisco Belaunde, según testimonio de éste— (Cfr. E. Chirinos Soto, “Historia de la República”, 1977).
Pero la historia sabe que fueron seis mil compañeros fusilados que con su sangre sella la verdadera fundación del aprismo.
II
Estaba latente el conflicto de límites con Colombia y el Perú vivía un clima de inestabilidad ministerial. Sánchez Cerro, en apenas dieciséis meses, tuvo seis gabinetes: el primero, presidido por Germán Arenas, del 8 de diciembre de 1931 al 28 de enero de 1932; el segundo de Francisco Lanatta, hasta el 12 de abril de 1932; el tercero de Luis A. Flores, parlamentario como su predecesor, hasta el 14 de mayo día en que fue censurado; el cuarto de Ricardo Rivadeneira, hasta el 9 de setiembre; el quinto, por Carlos Zavala Loayza, hasta el 22 de diciembre de 1932. El sexto gabinete de José Matías Manzanilla, juramentó el 24 de ese mes.
III
Dice Chirinos, desde el punto de vista estrictamente jurídico, que Sánchez Cerro sale de la legalidad al proponer al Congreso la llamada Ley de Emergencia, convirtiendo al régimen en dictatorial. Amparado en la seudo defensa del orden público y de la paz social, mediante esa ley, el Poder Ejecutivo quedaba autorizado para imponer sanciones de carácter judicial, multas, expatriación, confinamiento, suspender el derecho de reunión, clausurar centros o asociaciones, etc. Su aplicación por Sánchez Cerro fue desorbitada. En febrero de 1932 arrestaron en sus domicilios o en el recinto del Congreso a veintitrés constituyentes (22 de ellos apristas) y los mandaron al destierro. El 6 de mayo de 1932 fue apresado Víctor Raúl, jefe del APRA, quien insistía en su manifiesto de febrero que el aprismo no es comunismo, como pretendían sus enemigos. En su discurso de la Plaza de Acho de 1931, Haya explicaba, por ejemplo, que la inversión del capital extranjero es indispensable en países atrasados como el nuestro.
IV
La actual situación política es muy parecida a la narrada. Deben recordarle sus áulicos a Pedro Castillo que la crisis ministerial y su caótico gobierno –no hay programa ni plan— está embalsando una revolución. Estamos en la víspera de un conflicto cruento. Ya lo decía Piérola: “cuando se cierran las puertas de la legalidad, se abren las de la violencia”. Advierto: la violencia genera violencia.
(*) Jurista, exconstituyente, exdiputado y exsenador de la República.