Por Edwin Cavello Limas
Ayer por la mañana, luego de caminar rumbo a la Fiscalía de la Nación y cerrar la avenida Abancay, el presidente Pedro Castillo retornó a Palacio de Gobierno. Desde ahí anunció a los medios de comunicación que hoy juramentará al nuevo Gabinete. El primer movimiento lo hizo el Premier Aníbal Torres: mediante una carta anunció que ponía su cargo a disposición. Curiosamente, el martes 02 de agosto, Torres recibió en su oficina de la PCM a la exministra Betssy Chávez y al presidente Castillo, desde las 18:40 hasta las 21:26 estuvieron reunidos planificando las nuevas movidas y los nuevos cambios. Hasta se dieron tiempo para cenar. La reunión se repitió el día miércoles 03, pero esta vez Betssy Chávez ingresó a las 17:31 y se retiró a las 19:48. Su presencia en Palacio de Gobierno solo tiene un único fin: volver a ser parte del Gabinete.
A pesar de haber sido censurada cuando ocupó la cartera de Trabajo, Chávez Chino no pierde la esperanza de retornar a la cúpula de poder del actual gobierno. Pero no solo ella viene visitando Palacio de Gobierno. Estos días el presidente Castillo ha venido recibiendo a congresistas de diferentes bancadas, entre ellas, a parlamentarios de la bancada Magisterial. Pero estos congresistas no han ido solos. Según nuestra fuente, cada uno de los parlamentarios han desfilado por los pasillos de Palacio acompañados de sus recomendados.
Lo curioso es que aun estando fuera del Gabinete, Chávez Chino ha continuado teniendo voz y voto en las decisiones que se han tomado. Sin duda, la exministra supo ganarse la confianza del presidente Castillo y del Premier Aníbal Torres, sin importar el horario. Varios nombres se han caído para armar el nuevo Gabinete, la mayoría se ha negado y solo algunos han aceptado reunirse. Ante este panorama, han decidido optar por el reciclaje. Hasta el cierre de esta columna, el reemplazo de Aníbal Torres todavía no estaba definido, pero en el bolo aparecen Roberto Sánchez, Alejandro Salas y Betssy Chávez.
Todo indica que el nuevo Gabinete, no tendrá nada nuevo, será más de lo mismo. El presidente sabe que el círculo se le va cerrando y el “nuevo” Gabinete también será su última carta en su paupérrima gestión que ya ha empezado a debilitar hasta sus más fieles defensores. El gobierno de Castillo es una nave que viaja sin rumbo ni capitán, un barco que se hunde inevitablemente mientras las ratas saltan y los marineros intentan saquear lo que pueden. En medio de este panorama desolador, el presidente y su abogado no encuentran mejor defensa que acusar a la prensa de todos los males que padece su gobierno, mientras el pueblo, ese termómetro inevitable, le grita a cada paso que da en las calles, que lo mejor que puede hacer por el bien del país es irse a su casa.
(*) Periodista y director de la revista Lima Gris