Ricardo Escudero
Me preguntan: ¿A quién seguimos? ¿Por qué nadie hace nada? ¿Qué espera la gente? La respuesta es una sola: ¿Qué estás haciendo tú?
Nos encontramos en horas complicadas hace más de un año, desde antes de las elecciones, desde tiempos inmemoriales si deseas extender la agonía tan larga de la terrible historia política del Perú. ¿No has leído, no has estudiado, nunca te han enseñado lo que hemos padecido durante años entre dictaduras, esfuerzos de democracia y vendaval de corruptos, ignorantes y ladrones, sobre todo los últimos cincuenta años rosados y morados de las izquierdas más repulsivas y traidoras que hemos visto quedarse en el poder? ¿No lo ves y no te miras en el espejo de la realidad?
¿Por qué no te seguimos a ti? ¿Por qué no haces nada tú? ¿Seguiremos esperándote en cada marcha, en cada protesta, en cada situación desesperante, debajo de los gases de las bombas lacrimógenas y los golpes de la represión policial? ¿Seguirás opinando y comentando desde tu comodidad del fin de semana, en la parrillita de patas, en Twitter o Facebook que te hacen tan feliz en la infelicidad de los demás? No seas hipócrita, debo decírtelo y no te victimices ni te hagas el dolido. El Perú necesita tu voz y tu presencia permanente, no tu cobardía y ese silencio tan patético que has adquirido la última década en especial. ¿Tienes voz? ¡Levántala!
Necesitamos ciudadanos, no queremos gentes indiferentes, infieles con la Libertad, sacavuelteros de la democracia buscando una licitación, una asesoría o un contrato con el gobierno para seguir de rodillas; eso no se necesita en un país extraordinario, que no merece gentes escondidas, con su vergüenza bajo la mesa. ¿Eres de esos, o eres de los que se enorgullecen de su apellido y su origen, de su formación y de sus logros?
Ponte del lado correcto compadrito, amiguita, no sean huidizos vecinos y amargados pasajeros del micro, que se duermen sentados para no ceder el asiento a una dama o un niño. Eso es el Perú con minúsculas, no el gran país que se yergue con mayúsculas y se defiende con la vida (no diciendo… “si es necesario doy mi vida”).
La hora ha pasado hace rato, las exigencias de participar son como el DNI, o lo tienes o no lo tienes, o eres un patriota o mejor sigue escondido para aparecerte cuando los demás, hayamos ganado la batalla por una mejor democracia, por una auténtica Libertad.
Es tiempo de salir de la resistencia y encender la protesta nacional, es tiempo de dar la otra mejilla, la que no permite agravios, la que responde, la que se impone ante cualquier afrenta.
El Perú está cansado de escuchar que le digan que se deben entonar cantos de reconciliación, ¿Con el terrorismo? ¿Con los que han robado haciéndose los defensores de los pobres? No, de ninguna manera. La guerra se ganó ante un enemigo absolutamente miserable y la única reconciliación posible, es de los silenciosos, con los patriotas, nada más.