Por Ricardo Sánchez Serra
“Celebramos esa amistad bicentenaria con la seguridad de que al Brasil le interesa un Perú grande, fuerte, estable, democrático, en crecimiento sostenible y socialmente solidario, un socio excepcional y absolutamente prioritario para Brasil”, afirmó el representante de la Embajada de Brasil, embajador Sergio Franca Danese.
La conmemoración se celebró en la sede de la Embajada brasileña de Miraflores, asistiendo el entonces canciller Miguel Ángel Rodríguez Mackay, el general del Aire, Alfonso Artadi, miembros del cuerpo diplomático y amigos de la Embajada.
Excanciller Eduardo Ferrero Costa, embajadores Giancarlo María Curcio, Sabine Bloch y Paul Garnier, de Italia, Alemania y Suiza, respectivamente.
El embajador Danese agregó, en su discurso central, que su país quiere trabajar con el Perú en muchos frentes “porque a ello nos conduce nuestra identidad de países democráticos, en desarrollo, amazónicos, con una larga frontera común, con extensas zonas costeras y vastos mares, con una simpatía mutua por nuestras culturas respectivas y, sobre todo, con inmensos desafíos comunes y compartidos que enfrentaremos mejor si los enfrentamos juntos y unidos”.
En otro momento, el diplomático brasileño señaló que “a lo largo de estos 200 años, 152 de los cuales en paz ininterrumpida con sus vecinos, el país ha experimentado distintas estructuras políticas, ha fijado y ocupado su territorio, ha colaborado con algunos de sus vecinos en la solución de sus diferendos, ha asumido su identidad sudamericana y de país en desarrollo como rasgo vital de su personalidad internacional, ha actuado responsablemente en todos los ámbitos regionales e internacionales y le ha dado forma y contenido a la amistad con sus vecinos sudamericanos, entre ellos, con sincero destaque, el Perú, porque tiene conciencia de que con ellos comparte el pasado, vive su presente y construye su futuro”.
Invitados a la fiesta brasileña.
A su vez el embajador de Portugal, Joaquim Alberto de Sousa Moreira de Lemos, se sintió honrado de participar en la ceremonia como un portugués más que quiere a Brasil, en donde estuvo cuatro años. Dijo que la independencia política brasileña no fue una lucha fratricida, ni una guerra, ni siquiera una revolución, fue una separación bastante pacífica, sin rupturas o discontinuidades abruptas.
Por su parte, Rodríguez Mackay se refirió a los lazos históricos que unen a los dos países y el excelente estado de nuestras relaciones de amistad, cooperación e integración, subrayando la importancia de la próxima visita al Perú del vicepresidente del Brasil, Hamilton Mourão, y la voluntad compartida por enriquecer la agenda bilateral en beneficio de ambos pueblos.
La capoeira no podía faltar.
