Por Ricardo Sánchez Serra / La canciller Gervasi tiene la obligación de reconstruir la política exterior

por | Dic 12, 2022 | Opinión

La embajadora Ana Cecilia Gervasi, actual canciller de la república tiene la gran tarea patriótica de reconstruir la tradicional política exterior del Perú, y adaptar los principios a la realpolitik, por supuesto con ética y moral, y principalmente desideologizarla.

¿El otrora prestigio de Torre Tagle le significa algo? ¿No lo tiene en sus venas? ¿Se acuerda de los grandes maestros que le enseñaron en la Academia Diplomática? Creemos que sí.

Entonces, tiene la gran oportunidad de reparar los estropicios y trastornos ocurridos desde que entró el incapaz que tuvimos de presidente, Pedro Castillo y sus perversos y maléficos asesores.

Ya usted es la canciller, nombrada por la presidente Dina Boluarte, solo ella conduce la política exterior y usted la asesora, y dada su trayectoria profesional y laboral, lo puede hacer bien y devolver la gloria a Torre Tagle.

Atrás quedó los Chuquihuara, Forsyth, Maúrtua y otros, los caimanes del mismo fango de su patrón Rodríguez Cuadros y su títere el ex “canciller” Landa, quienes ideologizaron dogmáticamente la política exterior, perjudicando inconcebiblemente al Perú. Fue una etapa de vergüenza.

Usted lo sabe: nos peleamos con países amigos, se seguía órdenes del Foro de Sao Paulo. Por intereses personales se estropearon los grandes intereses nacionales. La ideología y los caprichos destruyen, malogran las relaciones.

Para muchos diplomáticos extranjeros acreditados en Lima, la Cancillería era una isla, sólo se recibía a determinados embajadores y a veces no en las instancias que ellos solicitaban, sino que los derivaban a los directores del área. Para decirlo con eufemismo, había embajadores de primera, segunda y de tercera. Esto no debe repetirse jamás.

La imagen del Perú debe ser seria. No se debe, por ejemplo, traicionar a un país al que se le ofreció el voto peruano. O pensar abrir, sin ton, ni son, una delegación en la Autoridad Palestina, que ni tiene fundamento económico y afecta las relaciones con Israel. Ello debe corregirse, así como no se debe faltar el respeto a una nación líder africana y árabe, como Marruecos, afectándole su cuestión nacional, la marroquinidad de su Sahara. El Perú puede muy bien tener una neutralidad positiva en las Naciones Unidas.

Me detendré un breve momento en este punto, debido a que con la disposición gubernamental del 18 de agosto de mejorar las relaciones con Marruecos y dejar sin efecto el reconocimiento y las relaciones diplomáticas con la inexistente República Saharaui, ese país árabe ofreció días después una hoja de ruta que incluía la donación de 125 millones de dólares en fertilizantes, como usted sabe escasos en el mercado internacional y hasta ahora van cuatro licitaciones frustradas. ¿Quiénes se beneficiaban de la donación marroquí? Los dos millones y medio de agricultores.

Todo ello se frustró, usted lo sabe, cuando el 8 de setiembre un tweet del entonces presidente y luego un comunicado del entonces “canciller” Landa, volvieron a reconocer al Estado ficción RASD. Está claro que aquí no era cuestión de principios, sino caprichos e intereses personales, por encima de los nacionales. No les importaba los agricultores, ni la posible hambruna. Esto es sencillamente un crimen.

Hay que volver al estado anterior y dialogar al más alto nivel con el Reino de Marruecos, tender puentes teniendo al comunicado del 18 de agosto como referencia.

Cabe mencionar, detrás de este influyente país, hay más de 60 votos en las Naciones Unidas para cuando el Perú postule a algún cargo en sus organismos. No debe minimizarse la importancia de un país, de cualquier país.

Además, y es importante destacar, lo primero es anular la acreditación del supuesto embajador de la seudo RASD y dejarla sin efecto mandando un mensaje claro a sus auspiciadores que no va a ser recibido.

Les dolerá la pérdida de los miles de dólares que han pagado por alquilar una casa en la lujosa zona de La Aurora, en Miraflores, pero este es el primer paso para empezar a restaurar la confianza con Marruecos y normalizar después unas relaciones gravemente deterioradas.

Tiene mucho trabajo por hacer, embajadora Gervasi. En el plano interno, mejorar el sistema de ascensos, como que la nota de concepto no varíe más de 2 % para arriba o para abajo

Abrir la Cancillería, instruir a algunos de sus diplomáticos de dejar la soberbia a un lado, porque son servidores públicos y se deben a los peruanos, más aún si sirven en el exterior con los peruanos que viven en el extranjero. Relevar a todos los embajadores políticos representantes de Castillo y dar oportunidad a los jóvenes embajadores de carrera.

Igualmente, se debe mejorar el trato a los diplomáticos extranjeros, recibirles rápidamente sus copias de cartas credenciales, para que por lo menos puedan circular y ayudarlos así en su labor de representación de su Gobierno.

Condecorar como es costumbre y de acuerdo a la reciprocidad, a los embajadores que terminan su misión diplomática. No como ahora, que aún no se condecora al representante del Papa, el Nuncio Apostólico, monseñor Nicola Girasoli -que se retiró en agosto-, ni a la embajadora de Guatemala, Verónica Araujo -que se fue en octubre- y distinguirlos en los países en que estén. No hay razones valederas -y las sabemos- para no hacerlo, canciller Gervasi.

Bien hizo su Cartera de convocar a los diplomáticos de México y Colombia -que si bien en lo personal no tienen la culpa- para hacerles conocer la posición del Perú y que sus presidentes no intervengan en nuestros asuntos internos. De reiterarse, el Perú debe llamar a nuestros embajadores en esos países en consulta, que es una forma de protesta.

Reabrir la importante embajada peruana en Bakú, debe ser una las prioridades, por ser Azerbaiyán un país influyente en el Cáucaso, potencia en hidrocarburos, que nos puede brindar tecnología y es presidente del segundo organismo con más países en el mundo, como el Movimiento No-Alineado. También, abrir una sede diplomática en Serbia. En el Ministerio de Defensa le pueden brindar mayor información. No comprarse el pleito con las grandes potencias, ni tomar parte en la guerra comercial.

Usted le debe solo el cargo a la presidente Boluarte. Si la recomendaron, gracias y punto. Recuerde la anécdota del Papa Juan XXIII. Los cardenales buscaron un sacerdote humilde, de pueblo, que pensaron que era manipulable y por la edad, de transición, que no iba a realizar profundas reformas. Así enmarcaron al arzobispo de Venecia, monseñor Ángelo Roncalli.

Una vez Papa, hoy San Juan XXIII, los cardenales fueron con una lista de ascensos y le recordaron que estaba allí por sus votos. El muy querido “Papa Bueno”, les dijo: “Gracias por la elección, pero ahora yo soy el Papa” y todavía convocó al Concilio Vaticano II, el más importante acontecimiento de la Iglesia católica del siglo XX. Y uno de los cinco más trascendentes de la historia de la Iglesia.

Canciller Gervasi no se deje manipular por la camarilla anterior, sino será más de los mismo.

El embajador retirado Manuel Rodríguez Cuadros ha pedido que la presidente Boluarte, supuestamente su amiga, adelante elecciones. Ministra, ya no hay ataduras, ni titiriteros. Es usted libre para hacer las cosas bien.


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