Martín Belaunde Moreyra
No dudo ni cuestiono su calidad de profundo conocedor de los vericuetos del Derecho Procesal Penal ni menos del Derecho Penal. Los fiscales dominan esas materias porque las manejan todos los días. Voy un poco más allá. Mi propósito es analizar su actuación desde un punto de vista de los principios generales del derecho que todo abogado debe conocer e igualmente desde la óptica del sentido común y de la ética pública.
En primer lugar me pregunto si fue adecuado que el Fiscal José Domingo Pérez viajara a México cuando acababa de iniciar el proceso contra Keiko por lavado de activos y se había ordenado su detención preliminar. Y no lo digo por el simple hecho de ausentarse del país, sino por el motivo del viaje que fue realizar una disertación vinculada al tema de la investigación a su cargo. Ahí se despachó algunos términos en las antípodas de la posición oficial del Perú sobre Sendero Luminoso, calificándolo como guerrilla que había generado una guerra civil. Falsedad una tras otra.
Importante distorsión de juicio, pero más grave aún que se empeñara en hablar sobre el gobierno de Alberto Fujimori, que por implicancia directa aludía a su investigada Keiko. El fiscal Pérez pudo haber disertado sobre cualquier otro tema jurídico, pero tal disertación no tuviera tenido ningún eco en los medios peruanos, y eso era claramente lo que buscaba el citado magistrado.Entonces se desprende de su actitud un desmedido afán de figuración, incluso a costa de poner su caso en peligro.
En el curso del proceso, primero cuando se discutió la detención preliminar y luego cuando fue revocada por la Corte Superior, el Fiscal José Domingo Pérez ha dejado traslucir una cierta inquina contra su investigada. Es entendible que un funcionario que lucha por la justicia, cuando siente que pueda ser burlada, genere un sentimiento contrario a los potenciales delincuentes. Pero en un incidente de detención preliminar o preventiva, en esencia se discuten dos aspectos fundamentales, el peligro de fuga de la investigada y los indicios de que en efecto sea responsable de los delitos que se le imputan.
En lo que respecta al peligro de fuga la posición del fiscal Pérez fue poco convincente. Keiko tiene muchos aspectos que la atan al Perú, vive en Lima con su marido, así fuere en casa alquilada, aquí están sus hijos así como el resto de su familia inmediata y además en el Perú ejerce sus funciones de liderazgo político, que además son remuneradas. En el extranjero solo están sus suegros y tíos. Las probabilidades de que fugue entonces son menores, lo cual no significa que desaparezcan totalmente. Toledo e Hinostroza se fugaron y solo volverán extraditados.
En cuanto a la carga indiciaria, en mi opinión la situación judicial de Keiko se complica cada día por las nuevas evidencias que surgen a la luz. En particular el testimonio del congresista Rolando Reátegui podría comprometerla decisivamente. El fiscal Pérez debe concentrarse en las pruebas y alejarse de la carga política del caso así fuere paradójico. Es necesario despolitizar el caso para concentrarse en las evidencias. Si el fiscal