Conozco a Rafael hace muchos años. Por lo que quisiera enfocarme en la persona que será nuestro alcalde de Lima.
Rafael López Aliaga no es un político. Es fundamentalmente un hombre de éxito que ha asumido el reto de hacer política y de hacerla en serio. Su vida es una historia de perseverancia y esa es tal vez la virtud que lo ha llevado a estar donde está.
Hace dos años irrumpió en la escena política nacional con una imagen poco elaborada, simple como en su vida diaria, con una oratoria básica y una catarata incontenible de ideas. Era evidente que no había un media training de por medio. Esa fue la causa de su rápido ascenso y también la de sus principales contratiempos.
En ese momento nadie imaginó que meses más tarde estaría peleando la elección presidencial, la cual le habría sido negada por un fraude, de acuerdo con la versión de Zamir Villaverde, como tampoco era imaginable en esos días que hoy sería el nuevo alcalde de Lima. Pero así son las vueltas que da la política.
Los que conocemos a Rafael sabemos que su constancia y su incansable laboriosidad están asociadas a su visión cristiana del mundo. Para él la búsqueda del desarrollo personal y el servicio a Dios están relacionados con el cumplimiento del deber, con el cumplimiento del trabajo de todos los días y con el servicio a los demás. Es esta idea la que lo lleva a trabajar sin descanso para lograr sus objetivos.
Otro aspecto invariable de su personalidad es la imperiosa e invencible necesidad de coherencia. Esta tendencia lo habrá de poner en situaciones límite muchas veces y es la que le ha costado no pocos problemas en su corta carrera política por siempre decir lo que piensa.
Diría que hay tres elementos que determinan la personalidad y el estilo de Rafael López Aliaga: la constancia, la coherencia y el trabajo. Esos tres elementos han de ser el signo de su gestión, la cual no será fácil. Recibe una municipalidad pésimamente administrada por Jorge Muñoz, económicamente quebrada y enfrentará una ciudad caótica, informal, insegura y con graves déficit en temas de infraestructura. Sin duda que en esta perspectiva el tema social será su principal objetivo. No en vano ha reclamado para sí mismo el apelativo de el alcalde de los cerros.
La cuenta regresiva ha empezado. Ya asumió el cargo y se acaban las especulaciones. Bajo la administración de Rafael López Aliaga se inicia una nueva etapa para Lima. Entonces solo nos quedará decir como en el mundo taurino ¡Que Dios reparta suerte!