Anoche celebró junto a sus seguidores con cumbias, milongas y «rock»
Kevin Johansen tiene una conexión muy especial con Lima, con el Perú. Como el mismo lo dice es la tierra que le abrió las puertas internacionalmente, a fines de la década de 1980, cuando a los 17 años emprendió su carrera musical con su recordada agrupación Instrucción Cívica.
Han pasado más de 30 años de aquella primera aventura. Nuevos amigos, nuevos retos, nuevas travesías; pero un mismo sentimiento.
Acostumbrados a que el cordobés nos ofrezca conciertos casi de salón, en escenarios más sobrios, pero con la mística de siempre, ayer Johansen brindó un concierto diferente, más «entrador», suelto, degenerado, como suele decir, frente a un público rendido ante su arte y que convirtió su Fin de Fiesta en eso, precisamente, el fin de fiesta de este año tan disímil.
Kevin Johansen + The Nada, su banda, ofrecieron lo mejor de su repertorio. Prácticamente no se guardaron nada, y es que pudo faltar uno que otro éxito en su «set list», pero lo tocado por el artista fue más que suficiente para poner a bailar a sus incondicionales.
Y es que su vínculo con su «Amada Lima» es irrompible. Y la gente lo sabe, lo aclama, lo acepta como uno de los suyos, y Johansen responde con lo que mejor sabe hacer: cantar.