La corrupción, la epidemia de América Latina (XIV)

por | Dic 7, 2018 | Opinión

Alter B. Himelfarb W. – Miembro A.I.E.L.C.

Dan ganas de llorar, porque efectivamente, el título del presente Artículo es una -más que desgraciada- realidad.

El Artículo de Fernando Calle Hayen, “Defensas y…”, del pasado 30 de Noviembre, en “La Razón”, muestra la vergüenza y la inmoralidad en que están sumidos los gobiernos Latino Americanos.

Los entes gubernamentales que deben entrar a licitar sus compras  o las construcciones civiles para cubrir las necesidades de la población: escuelas, hospitales, acueductos, carreteras, etc. están plagados de corrupción, hasta “la suela de los zapatos”.

Y ni se diga de la corrupción galopante en los Estrados Judiciales, la cual ha ido ascendiendo de nivel, hasta llegar a las Supremas Cortes.

En Colombia, por ejemplo, al fiscal Néstor Humberto Martínez, le acaban de nombrar un ‘fiscal ad-hoc’ dentro de negocios relacionados con la bestia de Odebrecht, porque habiendo sido asesor jurídico de Carlos Sarmiento Angulo, (Banquero y otras inversiones) en una especial empresa creada para asociarse con la “joyita” de Odebrecht , fue nombrado Fiscal en el nuevo Gobierno de Iván Duque.  (El cuento es más extenso, pero “paremos aquí”).

Pareciera que la única solución, sería la de volver a rehacer el continente latinoamericano, porque la corrupción se ha enmarañado de tal manera, vertical y horizontalmente en las estructuras de los gobiernos, que prácticamente no quedaría cuerpo con cabeza.

Pero voy a decir algo, que podría sonar un poco pueril: La Humanidad en general, “no cree en Dios”. Podría sí, haber uno que otro que cree en Él, pero una cantidad tal que sería –matemáticamente hablando-, un valor despreciable.  Si la Humanidad creyera realmente en Dios, estaríamos en otro nivel de justica social.  Pero estamos podridos hasta la médula.

Desde los tiempos bíblicos, Dios ordena NO ROBAR: Éxodo XX, vers. 15: No hurtarás.  El 17: No codiciarás  lo que sea de tu prójimo (el pueblo).Y en Deuteronomio V, vers. 17 y 18.

Pero lo más sorprendente, es que el Texto Bíblico, ya habla de Soborno.  En el desierto del Sinaí,  donde probablemente no había lugar a pensar en que alguien sobornase a otro, (no había Licitaciones, ni Odebrecht), en 2 ocasiones, Dios habla de Soborno:  En Éxodo XXIII, vers. 8 y en Deuteronomio XVI, vers.19.

¿Qué quiere esto decir? Que quienes hayan cometido SOBORNO o COHECHO, son una partida de inmorales y deshonestos, -por decir lo menos-, además de no creer en Dios. Puesto que no se trata en efecto de “creer” en Dios, cuando el individuo dice, que “cree” en Dios.  Creer en Dios, es emular o intentar emular a Dios.  Uno debe buscar que todas sus acciones, sean dignas de alabanzas.  No se trata de ser mojigato o pendejo, se trata de ser “honesto”.  Ser comerciante, pero ser honesto.  Ser industrial, ser artesano o técnico o profesional, pero ser honesto.  Senador o Congresista, o Juez de cualquier nivel, pero ser honesto. Porque el que no es honesto, le roba a otro, o le roba al pueblo o a la población.  O dicta “juicios” injustos, sesgados. Los deshonestos, consecuentemente, al no creer en Dios, no piensan en ningún Mandamiento Divino y por lo tanto, deducen que no hay castigo. Que pueden “toda su vida” vivir robando o fallando injustamente.

Pero el castigo Divino, les llegará.  No hay forma de esquivarlo. O le llega a él, o a sus hijos o familia o a sus nietos, pero de que llega, llega.

El corrupto, permite entonces, que su pasión desmedida –en este caso-, por el dinero mal habido, domine su intelecto.  Es decir, el corrupto, obra como un bruto.

Robarle, -creo que todos los comentaristas de “La Razón” lo han expresado-, a la población, sus anhelos de educación, salud y techo digno, para beneficiar su egolatría, no solamente que transgreden Ordenanzas Divinas, sino que es de por sí, una acción brutal.

Aún en el Salmo 26, vers. 9 y 10, el Rey David expresaba: 9)  No hagas perecer mi alma como los hombres sanguinarios, 10) en cuyas manos está el crimen y su diestra está llena de soborno.

¿De manera que, qué ha pasado con las enseñanzas que desde hace más de 200 años, al menos, los pueblos Latino Americanos, han recibido? ¿Cómo, en vez de honestidad, han generado de manera superlativa, todo lo contrario?

Por ejemplo, un Presidente, elegido con el amor del pueblo, para que le resuelva sus problemas vitales, termina recibiendo millones de dólares de soborno. Qué herencia deja éste hampón a su hijos y a su familia y a la historia de su Gestión política?

Respuesta: Una herencia llena de basura, en los ‘textos escolares de la historia nacional’.


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