Es harto conocido que la flota marítima, lacustre y fluvial para las actividades de transporte de mercancías entre puertos peruanos y desde puertos peruanos al exterior, es insuficiente, como también lo es la de transporte de personas.
En la práctica no tenemos ni siquiera línea marítima de bandera y las empresas navieras que hubo en el Perú, poco a poco fueron desapareciendo, como en la práctica desapareció también el cabotaje en nuestro Mar de Grau, el del río Amazonas y otros navegables de la selva insuficientes, al igual que en el lago Titicaca.
Teniendo en claro la situación expuesta, se ha recibido con beneplácito la dación de la Resolución Ministerial 170-2022-EF/10 del 13 de julio próximo pasado, por la cual se conforma la “Mesa Ejecutiva para la implementación de la reforma de la Industria Nacional a través del fortalecimiento de la Industria Naval en el Perú. La Mesa o comisión o como quiera llamársele, debe “abordar, identificar, promover y proponer acciones que impulsen la industria naval”.
Como justificación, la norma aludida recuerda que los incrementos en la producción de bienes, requiere desarrollar una industrial naval moderna, para lo cual determina que la Mesa Ejecutiva este integrada por entidades del Sector Público como por ejemplo la Marina de Guerra, el SIMA y PROINVERSIÓN, entre otros, como también del Sector Privado como ADEX, la SNI, la CCL y varias otras.
Sin embargo, la Mesa Ejecutiva que ha sido creada, debería ser ampliada en cuanto a su objetivo, también a promover los puertos que requieran las naves que pudiesen construirse. No nos imaginamos la promoción de la construcción de buques si es que no tenemos puertos suficientes y modernos.
De poco o nada serviría el ensamblaje de aviones, si es que no tenemos aeropuertos con modernas pistas de aterrizaje o, hacer helicópteros, pero carecer de helipuertos. Igualmente, si promovemos la fabricación de ómnibus, pero que no cuenten con sus depósitos, centros de mantenimiento y estaciones para el ingreso y salida de los pasajeros, algo anda mal. Es como si se pretendiera impulsar el turismo con olvido del alojamiento e infraestructura adecuada.
Téngase presente que hay varios proyectos de nuevos puertos o ampliación de los existentes, como es el caso de Ilo, San Juan de Marcona y Pucusana, en que la desidia de algunas autoridades o las zancadillas de otras, evidentemente desmotivan a invertir, lo que se requiere a gritos, no solo para reactivar la economía del país, sino también para generar mayor empleo.
Es hora de destrabar todos los proyectos en cuestión y trabajar en serio, no solo para las graderías.
