Promotores de protestas violentas pierden apoyo de la población
Pablo Carranza
El abogado y promotor del NO a la Asamblea Constituyente, Lucas Ghersi, aseveró en declaraciones a La Razón, que la tercera edición de la “supuesta” Toma de Lima no cumplirá con su objetivo de adelantar las elecciones generales ni mucho menos de producir el cambio de la Constitución, debido a que “no cuentan con el apoyo de la población del Sur, Norte ni de ninguna parte del país” sino de un “grupo radicalizado de la izquierda”.
Asimismo, exigió a las autoridades policiales tomar las precauciones del caso para cuidar la propiedad pública y privada de posibles elementos violentistas y, por último, aseguró que esta “movilización ideologizada” no es más que un “psicosocial que quiere infundir terror y miedo a la población limeña”, y “chantajear” al gobierno de la presidenta Dina Boluarte.
Se viene la tercera toma de Lima para el 19 de julio ¿qué opina?
Mientras no dañen propiedad pública y privada pueden hacer las tomas de Lima que quieran, pero tomando en cuenta los antecedentes no creo que sean pacíficas, las protestas violentas y radicales conllevan una serie de consecuencias perjudiciales para las comunidades y la sociedad en general, porque se interrumpen los negocios y el tráfico vehicular. Estos eventos tumultuosos, marcados por la violencia y la radicalización son solo un psicosocial que quiere infundir terror y miedo a la población limeña.
¿Las primeras marchas provocaron hasta 60 muertos, cree que ahora tengamos esas consecuencias?
En primer lugar, la pérdida de vidas y los daños físicos son lamentables resultados de estas manifestaciones. Los enfrentamientos violentos pueden desencadenar tragedias humanas, afectando tanto a los manifestantes como a los miembros de las fuerzas de seguridad y a los transeúntes inocentes, como se ha visto que sucede en Juliaca y el Centro de Lima. Esta pérdida de vidas y los daños físicos causan un sufrimiento irreparable y dejan cicatrices emocionales duraderas en la comunidad. Si no, pregúntenle a los puneños y a los familiares de la Policía.
¿Pero qué ganan con “solo generar miedo y terror”?
Saben que durante estas marchas, los servicios públicos son interrumpidos, el transporte urbano se ve afectado por el tráfico y la actividad económica normal se ve paralizada. O sea, el resultado produce un ambiente de incertidumbre y malestar que impacta la vida de los ciudadanos y provoca una sensación generalizada de inseguridad. A eso apuntan. Otro aspecto preocupante es su potencial para agravar las divisiones existentes en la sociedad y polarizar aún más a la población. La violencia alimenta resentimientos y antagonismos, dificultando la búsqueda de soluciones y creando un clima de confrontación entre diferentes grupos. Ahí es donde ganan ellos.
¿Cree que puedan lograr su objetivo de adelantar las elecciones?
No, porque no cuentan con el apoyo de la población del Sur, Norte ni de ninguna parte del país, son solo un grupo radicalizado de la izquierda que tiene fines políticos. Por eso no pudieron en diciembre y enero ni tampoco podrán ahora, más bien hasta ahora no hay una sola noticia de dónde se sacó ese dinero para traer a miles de personas desde Puno, Cusco y Moquegua. Nadie nunca dijo nada.
¿Esta es una estrategia que utiliza la izquierda en otros países?
Claro, es que los gobiernos a menudo se ven obligados a imponer restricciones a las libertades civiles con estados de emergencia, como, por ejemplo, el derecho a la reunión pacífica. Si bien estas medidas buscan mantener el orden y la seguridad, también pueden erosionar la democracia y limitar el espacio para la resolución pacífica de conflictos, y al final provocan miedo, como le digo.