Pareciera que no, pues dentro de todo lo que ha pasado el Perú y su sociedad durante un año y cinco meses que duró el período de Castillo, donde no había ninguna esperanza por la incapacidad y corrupción de su gobierno fraudulento de corte comunista, marxista, leninista, facción de sendero luminoso, que trató a todas luces, de enfrentar a los peruanos, poner de cabeza a la nación y sumirlo en la debacle donde ahora se encuentran la mayoría de los países de la región con gobiernos de izquierda cumpliendo los objetivos del Foro de Sao Pablo y el Grupo de Puebla, quienes promueven en los países, la instauración de las asambleas constituyentes y cambios de constitución como gran solución a la pobreza y a los problemas sociales que existen. Esto con el objeto de destruir las democracias e instaurar el Comunismo del Siglo XXI en el continente.
Claro está, que lo primero era concientizar al pueblo peruano para convencerlos, que la desigualdad racial y social solo era posible vencerla, si se solicitaba la instauración de las asamblea constituyente y cambio de constitución a través de las organizaciones comunistas para ejecutar las “Protestas Pacíficas” que en realidad serían “Violentas” en todo sentido y poco a poco fue logrando su cometido, por intermedio de sus gabinetes regionales, comités y organizaciones de izquierda, logrando en varios momentos, amenazar a todo el Perú que correrían ríos de sangre, si no se lograba la transformación que quería. Gracias a Dios, que no previó nunca que las Fuerzas Armadas y Policía Nacional estaban expectantes y decididas a frenar las ambiciones del Comunismo Radical en nuestra patria y que en su historia republicana, jamás se permitió que fuera sometida al comunismo y menos que no fuera una libre nación.
Con el golpe de Castillo, su destitución y detención repentina, se avizoró una esperanza para el futuro, al pronunciarse la Fiscalía de la Nación en una serie de aperturas de casos de delitos de corrupción y también el comunicado de las FFAA y PNP apoyando al congreso y posteriormente reconociendo el nombramiento de la nueva Presidente Dina Boluarte. A través de su ideología de izquierda, se vino una dudosa proyección de cambio, que aún con lo realizado hasta ahora generan dudas, ya que las acciones de su gobierno, no son consecuentes con los variados problemas que todavía existen en el Perú y que tanto daño hace al pueblo peruano y a su débil democracia.
Habrá “Esperanza”, si es que hay principalmente orden y respeto a la constitución y las leyes, además de la imprescindible seguridad ciudadana que está bien venida a menos en todo sentido y pareciera que cada vez se agrava más, por el problema de la cantidad excesiva de indocumentados e infiltrados, problema que obviamente no es cuestión de resolver dando una ley de reclutamiento y entrenamiento a los reservistas y civiles para ostentar el grado de Policía, ya que sin vocación y mística, poco se gana y se resuelve. Hay que contrarrestar primero la impunidad, el avance tecnológico del crimen y la asesoría extranjera en sus diferentes modalidades.
Resuelto los dos problemas anteriores, paralelamente hay que promover y traer inversiones que generen diversos tipos de trabajo en todo sentido para disminuir la pobreza extrema, aumentar y mejorar los servicios de salud pública y educación, repotenciar los sectores productivos que más lo requieren; como son, la agricultura, minería, pesquería y turismo.
Así que Señora Presidente Dina Boluarte, vencida la amenaza de la tercera toma de Lima y después de las acciones ya anunciadas en su discurso del 28 de julio, así como, vista la presentación tan bien organizada de las diferentes entidades civiles que prestan servicios a la población en diferentes tipos de emergencias y desastres, además del excelente orden y cohesión de nuestras FFAA y PNP en el desfile Cívico-Militar del 29 de Julio, donde ha podido Usted sentir cierto reconocimiento del pueblo peruano a través de sus aplausos y ovaciones todavía con dudas. Asuma y lidere las acciones que debe de tomar para darle la “Esperanza” al ya bien sufrido pueblo peruano y no se olvide que la izquierda radical no para y está herida preparando su reacción. Decídase de una vez a ser la líder “Nacionalista” que necesita el Perú y establezca una democracia fuerte, sólida y estable por el bien de la patria.
(*) Teniente General FAP en retiro