Este miércoles deben tomar posesión formal los 22 ministros del nuevo gobierno, en su mayoría con poca experiencia política
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, reiteró el día de su asunción sus arengas contra la izquierda, pero a partir de este miércoles debe encender los motores para que los brasileños vean rápidamente cuáles son las medidas con las que pretende enderezar el país. Bolsonaro, tanto ante el Congreso como ante la multitud congregada el martes frente al presidencial Palacio de Planalto, «habló para la platea, habló para los electores», sin mencionar las reformas económicas reclamadas por los inversores que le dieron su apoyo, dijo a la AFP Thiago Vidal, analista de la consultora Prospectiva.
Vidal, al igual que otros analistas, llamó la atención sobre el hecho de que nunca haya asomado la cuestión de la reforma del sistema de jubilaciones, que el presidente saliente Michel Temer no consiguió aprobar dadas las resistencias que provoca en las propias bancadas conservadoras. El columnista Cristian Klein, del influyente diario Valor, fue en el mismo sentido: «En economía, [Bolsonaro] resaltó la necesidad de ‘confianza, libre mercado y eficiencia’ y de que las reglas y contratos sean respetados. Algo más vago, difícil», escribió.
El apoyo futuro de los mercados dependerá en particular de la posibilidad de que el ministro de Economía Paulo Guedes logre avanzar en su programa de saneamiento fiscal, privatizaciones y desburocratización, para dinamizar una economía que sale de dos años de recesión y de otros dos de débil crecimiento.