El año 2018 estuvo marcado por la crisis constante. El acoso al entonces fiscal de la nación Pedro Chávarry que concluiría con su defenestración forzada en enero del 2019, la también forzada disolución del Consejo Nacional de la Magistratura para reemplazarlo por la Junta Nacional de Justicia, una institución a la medida de las apetencias del Lagarto Vizcarra y aprobada por un congreso disminuido y sometido por el ejecutivo, la permanente agitación de los medios proclives al gobierno de asuntos como la farsa de los Cuellos Blancos, que permitió cometer tropelías al por mayor y difamar a los que resultaban incomodos a la tiranía que el astuto Lagarto estaba armando.
Simultáneamente se cerró el año con un referéndum que aprobaba las reformas constitucionales que una comisión huachafamente llamada de notables sugirió para terminar de destruir los partidos políticos y someter a la oposición.
Todo esto se iba dando mientras paralelamente la escoria de la política peruana, es decir los caviares se multiplicaban en una permanente campaña para desprestigiar al congreso a la vez que las calles eran agitadas por radicales a la voz de ¡Cierren el congreso!
Es así como cuando Vizcarra decide dar el zarpazo para establecer un gobierno de facto avalado por un infame Tribunal Constitucional y por todas las instituciones que había ido copando, los caviares son cómplices. Hay que recordar el papel rastrero de Gino Costa y Alberto de Belaunde en el congreso siendo funcionales al cierre inconstitucional del mismo. El propio Costa será quien ceda la palabra al golpista Salvador del Solar para que haga cuestión de confianza aquel día de oscura recordación del golpe de estado de Vizcarra en septiembre de 2019.
Todo este recuerdo sucinto de hechos concretos viene a tono con la actual situación del país.
Los hechos de hoy son muy similares a los de aquel año 2018 que antecedieron al desastre del 2019. La crisis institucional en la Junta nacional de Justicia que actúa la margen de la ley amparada por los caviares. El creciente desprestigio del congreso promovido por los medios y los mismos sectores políticos del 2018, aunque cabe mencionar, que al igual que en aquella crisis, el congreso torpe y cobarde también pone lo suyo para acrecentar su desprestigio. La caída de la fiscal de la nación en medio de una campaña infame similar a la que terminó con la caída de Chávarry. Otra vez oportunos audios y videos que no dicen ni prueban nada, pero son convenientemente manipulados para sorprender a una población desinformada.
En medio de esto una Dina Boluarte que se mantuvo en el gobierno, pese a la grave situación que tuvo que afrontar al inicio de su gestión, gracias al soporte de los partidos democráticos de la derecha que le dieron gobernabilidad pese a su oscuro origen cerronista, al igual que sucedió con Vizcarra que se pudo instalar en el gobierno luego de las giras que hiciera su escudero Villanueva por los partidos democráticos a los cuales después el Lagarto traicionó aliándose con los caviares.
Estos recuerdos nos hacen reflexionar sobre la actual situación tan parecida a la del 2018, en que al parecer también Dina Boluarte se está acercando a los caviares y ante situaciones confluyentes de tan similar condición, podría tener la tentación de levantar su imagen y ganar una falsa legitimidad enfrentando al congreso y eventualmente cerrarlo. Como nunca, espero equivocarme.