Por: Dennis Falvy // Las crisis son eventos recurrentes

por | Ene 12, 2024 | Opinión

Leo bastante de manera diaria y en horas determinadas y claro es tal la cantidad de información, que no puedo cumplir con todo lo que quisiera, además que mi oculista ya me puso una tarjeta amarilla para mi vista que es excelente por herencia paterna, pero todo tiene un final. Por ello encontré que uno de mis amigos que me suministra copiosa información “free of charge”, me envió una nota de Stephen S. Roach, miembro de la facultad de la Universidad de Yale y expresidente de Morgan Stanley Asia, quien tiene textos de primera.

Y empieza señalando, como lo del “Niño”, que las crisis no son fenómenos sino eventos recurrentes con diversos grados y que los “pronosticadores” y los responsables de la formulación de políticas, no tienen como misión predecir la próxima catástrofe, sino centrar su atención en la resiliencia; es decir, en lo que se necesita para mantener el rumbo de las políticas de mandato político y, al mismo tiempo, minimizar las inevitables dislocaciones.

Roach señala estar en el negocio de los pronósticos durante más de 50 años.

Y ha escuchado al morir, el estribillo de que el mundo está en medio de «cambios sin precedentes».

Y de tanto que se repite, parece cierto.

Pero hay miles de bolas de cristal hechas añicos. No han acertado una.

Señala Roach que los 70´s fue una década de extraordinaria agitación: la crisis del petróleo de 1973 fue seguida rápidamente por la «Gran Inflación» y un período de estanflación, preparando el escenario para la primera fase aparentemente sin precedentes de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial.

La desinflación de la década del 80 permitió que se revirtiera hasta bien entrada la década del 90, que llegó a su fin con la crisis financiera asiática, marcando el comienzo de lo que inicialmente se anunció como la primera crisis de la globalización.

La revolución de la tecnología de la información y la burbuja de las puntocom de finales del 90 y principios de la del 2000, insinuaron la profusión de burbujas de activos que afectaban a los mercados inmobiliarios mundiales y a muchos instrumentos financieros, desde las hipotecas de alto riesgo hasta los flujos de crédito y acciones más amplios.

Y vino entonces la crisis financiera mundial del 2008-09, otra conmoción extraordinaria para lo que se había convertido, en ese momento, en un mundo golpeado por la crisis. Y tras cuernos palos, una pandemia única en un siglo y los fenómenos meteorológicos extremos alimentados por el cambio climático pusieron patas arriba el pensamiento convencional, al igual que la creciente ola de proteccionismo, las guerras comerciales y tecnológicas, y una posible colisión de superpotencias entre Estados Unidos y Chin; amen de una guerra Rusia/ Ucrania.

Si a esto le añadimos el estallido de la guerra en Europa del Este y Oriente Medio, lo inédito se ha convertido en la nueva norma.

Libros sobre la «permacrisis» y la «policrisis» están ahora en la lista top de ventas.

Roach señala con la observación de Mark Twain de que la historia a menudo rima, hay tres lecciones clave de su experiencia en el intento de dar sentido a lo que puede acechar en un futuro incierto:

Lo primero, aprender a esperar lo inesperado.

La especie humana es inherentemente autorregresiva, siempre mirando al pasado reciente como el mejor predictor del futuro.

Los de la formulación de políticas son especialmente propensos a este enfoque miope: reparar las fallas en los sistemas que condujeron a la última crisis, pero nunca considerar qué podría desencadenar la próxima.

Por ejemplo, a finales de la década de 90, las economías asiáticas acumularon grandes reservas de divisas, una medida que habría ayudado a prevenir la próxima crisis financiera asiática, pero que no hizo nada para detener la que realmente ocurrió, que surgió del estallido de una burbuja de capital.

En segundo lugar, hay un continuo inequívoco de una supuesta era sin precedentes a otra. Una crisis tiende a engendrar la siguiente.

Liderada por el gran Paul Volcker, la Reserva Federal de EE.UU. tomó duras medidas para detener la Gran Inflación elevo la tasa de referencia hasta el 20% anual. Pero a pesar de ganar la guerra, las autoridades desperdiciaron la paz, bajando demasiado las tasas de interés para preservar la estabilidad financiera.

Del mismo modo, a medida que los mercados mundiales de capitales se paralizaron durante la crisis financiera asiática, los bancos centrales descubrieron la droga milagrosa de las tasas de interés oficiales cercanas a cero. Eso, a su vez, sentó las bases para burbujas de activos que se avecinaban -no solo de renta variable, sino también de bonos y crédito- que culminaron en la crisis financiera mundial una década después.

En tercer lugar, las crisis y los acontecimientos «extraordinarios» que generan son ahora la regla, no la excepción. En las últimas décadas, ha habido un promedio de una catástrofe cada tres o cuatro años.

El autor señala que a la crisis de la deuda latinoamericana de 1982 le siguieron la crisis bursátil de 1987 y la crisis de ahorro y préstamo de 1986-95 en Estados Unidos; implosiones en Japón (1990), México (1995) y Asia (1997); el casi colapso del fondo de cobertura Long-Term Capital Management (1998); el colapso de la burbuja de las puntocom (2000); el escándalo contable de Enron (2001); el desastre de las hipotecas de alto riesgo (2007); la crisis de la deuda soberana de la eurozona (2010), el «taper tantrum» impulsado por el temor a la normalización de las políticas por parte de la Reserva Federal (2013); un desplome del mercado bursátil chino (2015), una guerra comercial entre Estados Unidos y China (2018), COVID-19 (2020) y desglobalización (2023.)

Wow que cantidad de cosas. Y es que tanta verdad a veces me parece mentira.

Es en este contexto, que los pronosticadores se enfrentan a la tarea aparentemente imposible de predecir el futuro. Pero, siempre habrá uno que otro tozudo que se aviente y lo intente. Simplemente, no le hagan caso. Y si no, pierdan pues. Es lo común. Si sucedió con los tulipanes y con John Law, ¿por qué no será eso recurrente?


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