Una mafia se apropió de la venta de entradas a Machu Picchu. Ya está claro que hay varios millones de soles desaparecidos de una mano a la otra. Esa es la razón por la que hay interesados en que no se automatice la venta de boletos.
En cualquier parte del mundo, en los grandes complejos arqueológicos y más importantes museos uno puede comprar las entradas online desde cualquier lugar sin tener que llegar al lugar con la incertidumbre de si habrá boletos disponibles.
De esta manera los turistas organizan sus viajes perfectamente. Reservan hoteles, compran boletos de avión o tren.
Una partida de ignorantes chauvinistas azuzados por la mafia que se apropió de la venta de boletos de Machu Picchu ahora está destruyendo la imagen del país y han secuestrado a más de trescientos turistas.
No hay ninguna razón para los que viven o han construido ese esperpento que se llama ahora Machu Picchu Pueblo sientan que tienen algún derecho sobre los ingresos por las visitas al sitio arqueológico. Hace unas décadas ese pueblo no existía y era apenas una pascana o lugar de paso bajo el nombre de Aguas Calientes. Ahora han surgido todo tipo de negocios que generalmente esquilman al turista y están desarrollando la peregrina idea de que tienen algún derecho sobre la explotación turística y cultural de Machu Picchu que es un patrimonio de la humanidad.
Port su parte en Puno se aprestan a celebrar la Fiesta católica de Nuestra Señora de la Candelaria. Una ancestral tradición que aparte de las celebraciones y ritos religiosos convoca a miles de personas para ver las comparsas que danzan en homenaje a la Mamacha Candelaria.
Tradicionalmente una de estas comparsas ha sido del Ejército del Perú. Este año se ha anunciado que no participaran debido a las amenazas recibidas. De esta manera se evitará la reacción violenta del “pueblo”.
Esta situación en el sur del país ya está pasando de cualquier límite tolerable. La debilidad o complicidad del gobierno con estos actos repudiables es inaceptable. Es tiempo de imponer la ley. No es posible que un grupo de salvajes secuestren a cientos de turistas y que no acaben en prisión. No es posible que Puno esté tomado por grupos de extremistas. Ya es tiempo de que el ejército salga a poner las cosas en su lugar. El ejemplo de Ecuador y el presidente Noboa es notable.
Si no hay garantías para que la fiesta de la Candelaria se celebre como corresponde, sin amenazas ni actos violentos, que el gobierno la cancele. Si los cusqueños enemigos del Perú que han tomado Machu Picchu no se retiran que les caiga todo el peso de la ley y el ejército vaya a poner orden.
El país está a merced de violentistas salvajes y azuzadores que buscan el caos. Hay además ideologías detrás de todo esto.
Se acaba de terminar la Feria Internacional de Turismo FITUR en Madrid. El Perú ha llevado una excelente representación. Lamentablemente las imágenes de los turistas secuestrados son más fuertes. Nadie quiere viajar a un país de salvajes dispuestos a tratar al turista con violencia. La demolición del Perú está en marcha desde el sur.