Por: Pablo Carranza
¿Mejorará en algo la imagen internacional de Perú la obtención nuevamente de la sede de los Juegos Panamericanos?
Bueno, todo tipo de noticias buenas en el marco de muchas malas es positivo. Ahora, no deberíamos concentrarnos en los Juegos Panamericanos que, siendo importantes, no son lo más importante de lo que el Perú necesita en términos internacionales. Mirando, por supuesto, el tema del deporte. No hay que crear la idea central de que los panamericanos puedan traducir una sola mirada internacional acerca del Perú. Hay varias otras complicadas y complejas que no se pueden perder de vista y por eso es que los panamericanos no deberían distraernos de nuestra preocupación para corregir nuestra mirada internacional y nuestra imagen internacional.
¿Esto corrige un poco los desatinos que venía cometiendo el Perú como país?, ¿De los golpes de Estado, las disoluciones del Congreso o el desaliento de la inversión privada internacional?
No, yo creo que es un tema distinto. Yo creo que es un tema aparte que el Perú sea nominado y elegido para los Panamericanos no mide ni cualifica nuestra vida política. En eso tengo que ser muy objetivo y sin crear falsas expectativas. En nuestra situación como nuestra mirada internacional y nuestra imagen internacional sigue todavía muy complicada, muy compleja. Yo en verdad creería que esta buena noticia sigue siendo una de carácter absolutamente por cuerda separada e aislada.
Cambiando un poco de tema, el hecho de que se haya nombrado como premier a Gustavo Adrianzén que hasta hace poco se desempeñaba como representante del Perú ante la OEA. ¿Qué sabor en la boca le deja por parte del gobierno de Dina Boluarte?
La presidenta tiene toda la potestad constitucional para realizar los cambios de sus gabinetes, de su presidente de Consejo de Ministros y de sus respectivos ministros cada vez que lo crea conveniente. Los ministros son los fusibles políticos. Ella nunca debe ser un fusible político y si la presidenta considera que el señor Gustavo Adrianzén va a cumplir ese rol, pues recién ha comenzado y hay que darle el beneficio de esta etapa de la luna de miel que todos merecen. Incluso todavía no ha ido ni siquiera al Congreso de la República para obtener el voto de confianza establecida en la constitución política.
Él a nivel internacional tuvo una defensa a rajatabla del gobierno de Dina Boluarte en el marco del problema que se desató por las muertes de las manifestaciones del 2022. ¿Cree que el gobierno lo designa pensando en eso?
Creo que deberíamos mirar el tema con un análisis mayor en términos de ¿qué es lo que queremos con el sistema interamericano? Porque mientras han surgido voces en el país para que evaluemos su permanencia en el sistema interamericano, en el Pacto de San José, en la Corte Interamericana y en la Comisión, que tienen un enorme sesgo, y además, el Congreso de la República incluso preparó y sigue trabajando propuestas, y la Cancillería peruana aceptó y ha creído conveniente presentar estas propuestas antes de tomar una medida, hemos cometido la incongruencia de nominar una candidatura para tener una magistratura en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Eso es una incoherencia. Y lo que digo es independiente del candidato por quien tengo el mayor respeto y relievo sus cualidades como jurista, que es el doctor Alberto Borea Valdivia, que además es amigo mío. Pero no creo que el Perú, que evalúa con propuestas que se las puede tirar de un portazo en la cara la OEA, rechazándolas, esté al mismo tiempo presentando una candidatura. Esa es una incongruencia y una inconsistencia que el Canciller de la República acaba de presentar de manera apresurada, cuando hemos venido a esperar. Será vergonzoso que el Perú no obtenga ningún tipo de apoyo, que no se recoja ninguna iniciativa peruana de las propuestas por el sistema interamericano y que bajo esa premisa incluso presente su candidatura a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esas cosas no pueden pasar en política exterior.
Hay un rumor fuerte que Dina Boluarte le daría como premio consuelo a Alberto Otárola una embajada, ¿A usted como diplomático qué le genera?
Creo que las embajadas diplomáticas deben ser ocupadas primero por gente de confianza del jefe de Estado. Eso es lo más importante. En segundo lugar, si han ocupado altos cargos en el Estado y tienen esa confianza, pues no vea inconveniente. Pero no deberían hacerse en ningún caso en el tenor de premio consuelo, sino más bien mirando la idea de fortalecer el sistema de la política exterior peruana que hasta ahora sigue sin brújula, sigue sin coherencia.