La guerra de Israel contra Palestina-Gaza y de Rusia contra Ucrania está lejos de Sudamérica y por tanto del Perú. Hay otros pueblos que no tienen paz como Sudán, Birmania, Etiopía, El Sahel, Burkina Faso, Somalia, Yemen, Myanmar, Nigeria, Siria, Armenia, Azerbaiyán y Haití, entre otros. Varias organizaciones internacionales han observado un aumento en los niveles de conflictos armados en los últimos años, después de décadas en las que se mantuvieron históricamente bajos, reza un informe de BBC News Brasil.
Estados Unidos y China siguen midiendo sus fuerzas mientras mueven sus hijos diplomáticos, como la reciente cumbre entre Xi Jinping y Joe Biden. El diálogo directo sigue teniendo más utilidad para los gobiernos de estas potencias que la intermediación de las Naciones Unidas, que hace todo lo posible por ayudar, invocando a la paz.
Está en juego la paz de la región del Asia-Pacífico, concretaamente Taiwán, Mar de China meridional, Filipinas, porque generan graves tensiones geopolíticas.
En el Perú, primero la muerte de Néstor Cerpa Cartolini, líder del MRTA, el 22 de abril 1997, en la residencia del embajador japonés en Lima; y de Abimael Guzmán Reinoso, líder del partido comunista sendero luminoso, el 11 de septiembre de 2021, en el Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao, dieron cierto respiro a las Fuerzas Armadas en su lucha contra la subversión.
La detención del sucesor del presidente Gonzalo, Óscar Alberto Rodríguez Guzmán, alias Feliciano, que cumple condena en la prisión de máxima seguridad ya citada, puede ser otro motivo de calma. Pero la realidad es que la paz no reina en el país como debiera, porque las turbas que agitaron el país tanto a la caída de Pedro Castilla como a la toma del mando de Dina Boluarte a la presidencia de la República, nos dice que tenemos que estar alertas.
No es solamente la delincuencia común (cobranza de cupos) la que nos atemoriza, también lo es la rebelión que se esconde en los poblados del VRAEM y que responden a diversos cabecillas sobrevivientes de sendero luminoso los que pueden ponernos en la lista de naciones que no gozan de paz sino que están, de una u otra manera, en guerra. La guerra, por tanto, no está tan lejos de nosotros, como quisiéramos.
Unos días antes de que estalle la segunda guerra mundial, el Pontífice Pío XII pronuncio un radiomensaje desde el Vaticano donde instó a las partes encaminadas a una guerra a repensar sus propósitos: “Nada se pierde con la paz, todo se puede perder con la guerra”. Podemos aplicarnos el cuento cuando lanzamos a boleo noticias negativas que no hacen otra cosa que sumar temores a miedos y miedos a huidas a naciones que tengan paz. Debemos sostener la opinión pública serena, sin ser ingenuos ante los sucesos que nos ocurren y dañan, pero sin olvidar que está en las manos de cada uno el evitar un conflicto social que haga daño a muchos.
(*) Periodista y escritor.