Más del 90% de personas que viven en estos distritos, tienen temor constante
El miedo se ha convertido en el cotidiano compañero de los habitantes de San Martín de Porres, Comas y San Juan de Miraflores. Un estudio reciente realizado por la XII Misión Internacional de Ciudades Seguras ha arrojado cifras alarmantes: más del 90% de los ciudadanos de estos distritos de Lima Metropolitana viven con el constante temor a ser víctimas de la delincuencia.
Los datos revelados por este estudio son un llamado de atención urgente. La criminalidad ha avanzado sin tregua, sumergiendo a nueve distritos de la capital en un estado de inseguridad palpable. Desde San Juan de Miraflores hasta San Martín de Porres, pasando por Comas y otros, la sensación de peligro ha permeado la vida diaria de sus residentes.
Es preocupante ver cómo incluso las autoridades locales no están exentas de esta ola de violencia. El reciente asalto al alcalde de Comas, Ulises Villegas, es un ejemplo claro de la situación crítica que se vive. Del mismo modo, el alcalde de San Juan de Lurigancho, Jesús Maldonado, ha sido amenazado de muerte por parte de grupos delictivos.
También puedes leer:
Sin embargo, no todos los distritos enfrentan la misma realidad. Mientras que en lugares como Magdalena se registra un bajo nivel de percepción de inseguridad, con tan solo un 45%, otros como San Isidro, San Borja y Miraflores también reportan cifras relativamente bajas. Estos contrastes evidencian la complejidad del problema y la necesidad de abordarlo de manera integral.
Las cifras alarmantes no son solo un reflejo de la percepción de inseguridad, sino también de una realidad cruda: el incremento en la tasa de víctimas de delincuencia. Según el informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en solo dos años, esta tasa ha aumentado en un preocupante 8.1%. Es decir, más personas se sienten vulnerables y han sido afectadas por actos delictivos.
Es imperativo que las autoridades tomen medidas concretas para abordar esta situación. La seguridad ciudadana debe ser una prioridad en la agenda política, con estrategias que abarquen desde la prevención hasta la persecución del delito. Los ciudadanos merecen vivir en entornos seguros y libres de miedo, donde puedan desarrollarse plenamente sin temor a convertirse en estadísticas más de la criminalidad en la capital.
