Perú y Chile se encuentran entre los principales productores de minerales como el litio, cobre y zinc, esenciales para la producción China. Sin embargo, nuestra participación en la cadena de valor global ha sido mayoritariamente pasiva, limitada a la extracción y exportación de materias primas. En un mundo cada vez más dependiente de tecnologías avanzadas, es imperativo transformar nuestro rol adoptando estrategias que nos permita no solo vender materias primas, sino negociar condiciones de explotación para fomentar el desarrollo de industrias locales con valor añadido.
El control de China sobre la producción y procesamiento de minerales se consolidó con la industrialización, reformas y apertura comercial iniciada en 1978, atrayendo inversión extranjera directa, desarrollando la manufactura e industria tecnológica. Actualmente China controla la producción de minerales y concentrados de gran número de metales, ocupando una posición hegemónica que preocupa a Occidente al sentir que pierde el control sobre materias primas fundamentales para la transición verde y digital.
En ese escenario, muchas minas chilenas y peruanas son de propiedad de empresas chinas, limitándonos a recabar impuestos, sin promover el desarrollo de la cadena de suministro o la creación de industrias vinculadas con estos metales.
La integración y colaboración entre los principales países productores de materias primas es esencial para transformar nuestro rol en la economía global. Si condicionamos la venta de minerales con inversiones en infraestructura y tecnología sería posible promover la industria manufacturera, agregando valor a las exportaciones, fomentando un crecimiento económico equilibrado y sostenible; mejorando además nuestra posición en la cadena de suministro mundial.
Perú podría liderar la formación de un Bloque de Productores de Materias Primas (BPM), inspirado en el modelo de la OPEP, reuniendo a los países productores de minerales como cobre, litio, hierro y zinc; para coordinar políticas y estrategias comunes, discutir precios, políticas de exportación y estrategias de desarrollo. Al coordinar precios, evitando la competencia desleal entre los países miembros, el BPM podría asegurar ingresos más estables y justos.
Ello puede permitir establecer condiciones de venta con requisitos de inversión en infraestructura local a las empresas compradoras de minerales para construir o financiar plantas de procesamiento, así como la transferencia tecnológica y conocimientos para desarrollar capacidades locales en manufactura avanzada. Estos acuerdos de inversión no solo mejorarían la infraestructura local, sino que aumentarían la capacidad para procesar los minerales y producir productos terminados, en lugar de exportar solo materias primas.
Como productores, no solo de materias primas, es posible ofrecer incentivos fiscales y subvenciones a las empresas que inviertan en manufactura local para fomentar la industria creando zonas económicas especiales con regulaciones favorables. Desarrollar, además, programas de formación técnica y profesional para una fuerza laboral cualificada en manufactura avanzada autosuficiente, para un desarrollo sostenible con responsabilidad social, involucrando a las comunidades.
China preocupa a las naciones desarrolladas de Occidente con el control en la comercialización de materias primas críticas para la transición verde y digital; mientras que nuestros países siguen suministrando estos minerales condicionados solo en términos de explotación. Por ello es necesario formar coaliciones para mejorar las condiciones de negociación, asegurando una inversión en tecnología e industrias que promuevan el desarrollo nacional.
