Por: Pablo Carranza
– ¿Cree que el fraude electoral en Venezuela ya es irreversible o hay algún espacio o margen para que la oposición pueda evitarlo?
Bueno, el fraude ha sido un proceso y empezó semanas antes, evitando la candidatura de la señora Machado, luego evitando la visita de los observadores internacionales y, en tercer lugar, cambiando la ubicación de los centros de cómputo, el nombre de los mismos. Es decir, hubo una serie de indicios desde días antes. Creo que allí debió empezar el reclamo de la oposición venezolana y no esperar el último momento, pero, en fin. Ahora, la presión de la calle ha demostrado ser efectiva en la medida que sea permanente en el tiempo y goce del respaldo de diversos países. Si se dan esos dos elementos se puede obligar a Nicolas Maduro en un tiempo a que como consecuencia de la presión social y política y, por otro lado, los problemas económicos se ven obligado a revertir este fraude. Ahora, él tiene de su parte no sólo a las fuerzas armadas sino también a China, Irán, Rusia y Cuba. Es el bloque soviético, por lo tanto, esto ya se convierte en un gran problema para América Latina, pues Venezuela sería la cabecera de playa del comunismo de Putin y de China, en América Latina. Por lo tanto yo creo que tiene que haber una presión más consistente, más esforzada de parte de los diversos países de América Latina.
– ¿Qué opinión le merece que en la OEA no se haya aprobado la resolución para exigirle a la dictadura de Maduro que presente las actas a OEA?
Mira, hablando con absoluta objetividad, no iba a tener mayor efecto, porque hace tiempo que Venezuela se retiró del ámbito de influencia de la OEA. O sea, iba a ser una invocación que caía al vacío, básicamente simbólica. Yo creo que lo que se tiene que hacer es presionar fuertemente desde los diversos países, como está haciendo el bloque de México, Colombia, Chile y ahora se ha plegado a Argentina. Lamentablemente, hay que decirlo también con absoluta objetividad, el Perú no pesa en el contexto internacional por culpa de Dina Boluarte. Por más esfuerzos que haga el canciller, Dina Boluarte como peso internacional no lo tiene en esos momentos. Entonces, la presión de esos países de Brasil, México, Chile y Colombia sí puede ejercer, porque tienen mucha influencia en Venezuela para que muestre las actas. Ahora, yo creo que lo más gravitante, sin ninguna duda, va a ser la presión popular. En la medida de que esta no se detenga en los próximos días, que sea persistente, puede tener cierto nivel de éxito, pues ningún país resiste una parálisis económica de varios días. Y ese es el gran problema de Venezuela hoy en día, una total parálisis económica. Eso la puede llevar al colapso y la puede obligar a transparentar las actas. Es imposible gobernar en un país con todo el mundo en contra. Ese problema de ilegitimidad. Es decir, si no tienes el favor del pueblo
– ¿Qué lecciones puede aprender la comunidad internacional para que no se fracase como pasó con el Grupo de Lima?
El Grupo de Lima como tal ya fracasó, ya no existe. Lo que sucede es que la presidenta Boluarte no tiene ningún tipo de credibilidad, se ha comprado todos los boletos para ser en el ámbito internacional repudiada y eso es algo que lo digo con mucha pena. Ella no existe. Se manifiesta y no aparece. Mira, cuando hablan de los países, inclusive la prensa internacional, ni mencionan al Perú. El canciller puede hacer todos los esfuerzos que quiera, pero él no es el presidente.
– El Papa Francisco no se ha pronunciado con contundencia sobre el tema, ¿Qué estaría pasando?
El habla de que está preocupado por Venezuela, pero no se manifiesta. ¿Y por qué? Inteligentemente todos los países están hablando de que es necesario acabar con el sondeo y que se muestren las actas. Uno no puede reconocer a ningún presidente mientras no se haya culminado el proceso. Están presionando para que muestren las actas. Lo está haciendo Estados Unidos, Brasil, México, Colombia, Chile. Y ahora países de la Unión Europea. Como Maduro no tiene las actas, se va a ver obligado a decir que él no es el presidente, porque lo están obligando a presentar las actas. Eso es lo correcto. Lo mismo está diciendo el Papa. Cuando nosotros decimos de la parte peruana, reconozco a Edmundo González, le estoy dando la pelota para que dispare a Maduro, porque dice que están reconociendo a alguien cuando ni siquiera se culminó el contenido de los votos y ya no se necesita mostrar actas. O sea, la diplomacia no se hace mediáticamente, la diplomacia se hace inteligentemente, detrás de cámaras. En el año 2000, yo fui el personero de los partidos democráticos con Alejandro Toledo contra Alberto Fujimori. Ahí ya quedó demostrado que hubo fraude en el 2000. Sí, el primero. Igual fue en el 2000. Nosotros pedíamos las actas y Fujimori no las quería dar porque no las tenía. Es exactamente lo mismo. Yo hace tiempo puse en TikTok, que es como dos gotas de agua, lo que sale hoy día en la República, yo lo dije hace una semana, en TikTok.
– ¿Qué opinión le merecen las personas que dicen que están en contra de cualquier injerencia externa y que los problemas de Venezuela los tienen que resolver los propios venezolanos?
No, eso ya trascendió a las fronteras latinoamericanas porque desde el momento que se producen migraciones masivas, como la que estamos viviendo en el Perú y afecta a nuestra economía y nuestra seguridad; desde el momento que hay influencia política de parte, primero de Hugo Chávez y luego de Nicolas Maduro, financiando campañas políticas de gente de izquierda, comunistas; desde el momento de que hay presión ideológica y presencia de Rusia y China en América Latina, como lo estamos viendo que está habiendo en el mismo Perú, obviamente ya no es un problema solo de Venezuela. Si se consolida Maduro, van a salir cinco millones más de venezolanos. Si con 3,800,000, mira lo que se ha generado en el Perú, han llegado un millón y medio acá, imagínate que salgan cinco millones más y que venga un solo millón más acá. Ya tendríamos en el Perú tres millones de venezolanos, el 10% de la población del Perú. Eso no lo soporta ningún país. Entonces no es un problema de Venezuela, es un problema que ya nos corresponde a todos, pues hay influencia política, social y económica.
