Se presenta en la obra «Apenas el fin del mundo», un drama que explora los silencios y las tensiones familiares.
La actriz Anneliese Fiedler comparte detalles sobre su participación en la obra “Apenas el fin del mundo”. Un drama familiar escrito por el dramaturgo francés Jean-Luc Lagarce, explora las complejidades de la comunicación familiar y los silencios que afectan las relaciones. Fiedler reflexiona sobre los desafíos de interpretar este intenso drama y la importancia de sanar los vínculos familiares para mejorar nuestras conexiones con el mundo.
La obra estará por una corta temporada, hasta el domingo 29 de septiembre en el Nuevo Teatro Julieta. Entradas disponibles en Joinnus.
– ¿Qué representa en tu vida la actuación?
Es mi forma de vivir. Me permite ser quien soy, me permite explorar diferentes cosas en mí misma y tener retos.
– Te presentas en “Apenas el fin del mundo», cuéntanos un poco sobre la obra.
Es una obra que habla de la comunicación que hay y que no hay en las familias, es la historia de un hombre que necesita regresar a su casa después de muchos años para decirles algo muy importante para él. En ese encuentro aparecen muchos resentimientos, muchas cosas no dichas que hacen que la comunicación no fluya y finalmente él toma una decisión frente a ello.
Es un conflicto familiar, básicamente por lo que se dice, por lo que no se dice, por lo que se dice a medias.
– ¿Cómo te preparaste para este papel?
Creo que cada proceso es diferente y para este papel los ensayos con mis compañeros permitieron, de alguna manera, ver claramente la personalidad de cada uno. Hay varios monólogos, pero en las escenas hay un pintón muy fuerte entre todos y me dejé llevar por cómo lo sentía.
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– La comunicación en la familia, lo que se dice y lo que no, ¿cuál es tu opinión respecto al tema?
En la familia uno aprende a comunicarse con el mundo y a veces, reflejas lo que sucede en tu familia con tus otros vínculos, entonces creo que es importante curar tus vínculos familiares, sanarlos y cuidarlos, que todos sean libres de poder hablar, decir las cosas y de alguna manera, empujarse a decirlas sin miedo, pero también es para aprender cómo decirlas. Considero que el núcleo familiar es el primer disparador de lo que serán tus vínculos con el mundo.
– ¿Qué mensaje crees que el público se llevará después de ver la obra?
Algo que tiene la obra es que nunca hay una sola versión de los hechos. Según cuántas personas estén vinculadas a un tema, será ese número de versiones que habrá realmente porque cada uno lo vive de una forma diferente.
Ver esta obra te lleva a reflexionar sobre cómo ves a tu familia, ciertos conflictos o temas y te das cuenta de que hay otra forma, otra mirada. Para mí eso es lo más importante, no solamente que muestran la falta de comunicación, sino que te lleva a reflexionar sobre que cada aparente verdad, tiene varios lados y hay que tratar de mirar esa verdad por todos lados para poder realmente llegar a una conversación considerando un panorama más amplio.
– Si tuvieras que escoger entre actuar para la televisión y el teatro, ¿podrías quedarte solo con uno?
No podría, creo que son medios diferentes y cada uno tiene cosas muy positivas y retadoras. Sin embargo, también depende del momento en la vida en la que estés y qué es lo que te provoca hacer; televisión, teatro y cine finalmente es actuar, encarnar un personaje y a mí me parece delicioso poder estar en la piel de otro.
– Tienes talleres de actuación para niños y adolescentes, ¿qué tal esa experiencia?
Súper, de verdad, es muy rico poder compartir con ellos, en sus procesos de descubrirse, de sentirse escuchados, de darse cuenta que tienen una voz, de crear juntos. Es un honor ser parte del proceso. Hay una anécdota que me quedó grabada. Un pequeño, de ocho años, iba a uno de los talleres con un skate y quería usarlo en la clase. Le dije que no era posible, él insistía, en un momento se frustró y me dijo: “No entiendo, me dan un skate y nadie me deja usarlo, en la calle no me dejan, porque me acompaña la señora que me que me cuida y le da nervios; en la casa no puedo usarlo y acá tampoco”. Acordamos que al terminar la clase lo acompañaría un rato al parque para que pueda usarlo. En la última clase me abrazó y me dijo, “Gracias por escucharme”.
La escucha es una de las grandes cosas que tiene el teatro, también permite descubrir habilidades que uno tiene, la confianza en sí mismo y el poder socializar con los demás.
– ¿Consideras que las personas deberían llevar siempre algún taller de actuación/teatro o solo quienes quieren dedicarse al rubro?
Alguno del arte en general, cualquier técnica, pintura, danza o teatro te permite conectarte contigo mismo, hay algunos que te permiten ser más sociable, que otros permiten relacionarte mejor con los demás, pero lo principal es la conexión con uno mismo, es importantísimo poder tener ese tiempo de conectar con lo que realmente eres, con quien quieres, con qué sueñas, cómo te paras frente al mundo. No creo que sea solo para quienes quieran actuar porque es como una parte de desarrollo personal.
– ¿Qué consejos le darías a quienes quieren iniciar en el mundo de la actuación?
Que estudien, que se metan a talleres, en juegos, así sea una escuela o universidad, pero además que estudien varias cosas que les puedan servir porque todo suma, al final estás prestando tu cuerpo para otras pieles, entonces todo aprendizaje te va llenando.
– Una invitación para los lectores del diario de La Razón para que vayan a ver la obra.
Amigos de La Razón, los espero en “Apenas el fin del mundo» en el nuevo teatro Julieta, tenemos una temporada cortísima. Luego de verla vas a salir con ganas de conversar y a reflexionar, eso creo que es delicioso en una obra.
