El caso de Nkosinathi Emmanuel Phakathi, condenado por crímenes sexuales que conmocionaron a una nación
Sudáfrica ha sido testigo de una de las condenas más severas en su historia judicial. Nkosinathi Emmanuel Phakathi, un hombre de 40 años, fue sentenciado a 42 cadenas perpetuas y a más de 791 años de prisión por cometer crímenes atroces a lo largo de casi una década. Entre los 148 cargos que enfrenta se incluyen violaciones, secuestros y agresiones. Sus víctimas, en su mayoría niñas y adolescentes, vivieron un infierno del que probablemente nunca se recuperarán.
Los crímenes de Phakathi, quien operaba principalmente en el municipio de Ekurhuleni, cerca de Johannesburgo, causaron un profundo impacto en la sociedad sudafricana. Entre sus víctimas, la más joven tenía solo nueve años, y la mayor, 44. Los ataques solían ocurrir en momentos de vulnerabilidad, cuando las niñas estaban solas, en su camino hacia la escuela o regresando a casa. La Autoridad Nacional de Procesamiento de Sudáfrica (NPA) destacó la naturaleza humillante y degradante de los crímenes, que buscaban destruir la dignidad de las víctimas.
Phakathi tenía un modus operandi meticulosamente planeado. En ocasiones, se hacía pasar por electricista para ganar acceso a las casas de sus víctimas, bajo el pretexto de reparar algún electrodoméstico. Una vez dentro, desataba una violencia extrema. En varias ocasiones, forzó a los familiares presentes, incluidos niños, a ser testigos de las agresiones, lo que intensificaba el trauma vivido por sus víctimas.
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El calvario de sus crímenes duró desde 2012 hasta marzo de 2021, cuando finalmente fue detenido tras un enfrentamiento con la policía, en el cual resultó herido de bala y sufrió la amputación de una pierna. Durante el juicio, el acusado solicitó que se tomaran en cuenta los tres años que pasó en prisión preventiva, pero su solicitud fue rechazada. La jueza Lesego Makolomakwe, quien presidió el caso, fue clara en su veredicto: la gravedad de los delitos de Phakathi y la ausencia total de remordimiento hacían imposible cualquier reducción de su sentencia.
El fallo fue bien recibido por la sociedad y la fiscalía, quienes vieron en esta sentencia un acto de justicia para las decenas de vidas destruidas por Phakathi. Lumka Mahanjana, portavoz de la Fiscalía Nacional de Gauteng, señaló que, aunque las víctimas difícilmente podrán superar lo ocurrido, la sentencia ofrece un sentido de justicia. La jueza Makolomakwe también destacó la importancia de imponer penas ejemplares para disuadir la creciente ola de delitos sexuales en Sudáfrica.