El próximo 22 de octubre se inicia la cumbre de los BRICS en Kazán, Rusia, la tercera ciudad en importancia después de Moscú y San Petersburgo. Esa fecha y esa cumbre son significativas: la idea de un nuevo orden mundial en lo económico está presente desde hace tiempo en los grandes ideólogos de este cónclave. Putin y Xi Jinping, aliados militares y económicos, son conscientes de que una de las formas de acelerar la caída de la supremacía de los Estados Unidos es atacando directamente su línea de flotación: el dólar.
La mejor prueba de que es posible un mundo paralelo, lejos de Occidente y sus sanciones —del código Swift, de sus embargos bancarios, congelamiento de reservas y demás artilugios financieros—, es la misma Rusia. Este país puede afrontar una guerra, la de Ucrania, enfrentándose a la misma OTAN con sanciones económicas impuestas por Occidente, cada una más dura que la anterior, y mantener su crecimiento económico de casi un 3.5% para este año 2024. Putin tiene ese mérito: primero, construir ese mundo paralelo y, segundo, lograr lo que siempre Kissinger advirtió que nunca debería suceder: que los hijos de Iván el Terrible se unan con China, no solo en lo ideológico, sino también en lo comercial y en lo militar. En este esquema de poder entra la díscola Corea del Norte, proveedora de municiones a la Rusia de Putin.
Actualmente, los BRICS tienen 10 miembros: los fundadores Rusia, China, Sudáfrica, India y Brasil, a los que recientemente se les unieron Arabia Saudita, Irán, Egipto y Etiopía. Sin embargo, en Kazán se reunirán 32 países, con la presencia confirmada de 24 jefes de Estado de Asia, Hispanoamérica, África, Medio Oriente y el Sudeste Asiático, todos los deseosos de formar parte de este nuevo bloque internacional. Todos buscan romper la hegemonía del dólar, crear una nueva moneda, un nuevo banco central, en fin, una nueva relación comercial y de inversión en sus países. Estamos hablando de un bloque que en conjunto representa más del 50% de la población mundial, más del 50% del PIB global y casi el 60% de los recursos naturales de la humanidad.
Pero ¿qué buscan realmente los BRICS? En principio, un mundo más «justo» en lo comercial, esa es su primera premisa. Sin embargo, hay que saber leer entre líneas: la posibilidad de una alianza militar está ahí, a la vuelta de la esquina, y su deseo de acabar con el dólar como moneda única es su mayor anhelo. China lleva tiempo queriendo ser «la voz líder del sur global» y Rusia ve esta unión como la consolidación de su lucha permanente contra Occidente. ¿Y de nuestro continente de habla hispana quienes van? Cuba y Venezuela, las dictaduras más atroces e infames, asisten presurosas. Estos impresentables no tienen más opción que lanzarse a los brazos de los «malos muchachos», ya que depende de ellos para seguir en el poder. El mundo ya ha cambiado. Estamos presenciando el nacimiento de un bloque que tendrá el control de la mitad del globo, para bien o para mal.
(*) Analista Internacional
