IVÁN TORRES LA TORRE (*)
Es un tragicómico observar a nuestro parlamento nacional, viendo cómo muchos de los congresistas pierden el tiempo en actitudes que los distraen de su actividad principal, que es la de legislar para el bien común nacional. Resulta sumamente ocioso e inoperante, que un grupo de parlamentarios, nuevamente, estén solicitando la vacancia del señor Presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski.
A quienes debemos vacar es a los congresistas inoperantes, ociosos, corruptos, ja, ja, ja. Pero estos nefastos personajes nos distraen con un nuevo pedido de vacancia en contra del señor Presidente, de quien discrepo abiertamente en su forma de gobernar; como ciudadano de este país expreso mis serias dudas con respecto a la transparencia y a la capacidad para mantener una gobernabilidad que genere el equilibrio del país.
Este “grupete” de congresistas son tan irresponsables, que no se dan cuenta del semejante riesgo en el que ponen a nuestro país; no se dan cuenta que sería la estocada final para que se desate la inflación, la fuga de capitales, el retiro de las inversiones, el retraso de los pocos o muchos proyectos que puedan existir y no porque el Presidente PPK represente la garantía que el Perú necesita, sino porque al atacar la figura del presidencialismo en el Perú, se está generando un cisma de una magnitud nunca antes vista.
Lo normal, lo prudente, lo político sería que si se encuentran irregularidades en el quehacer de las funciones del primer mandatario de la República, procedería aplicar las facultades del derecho parlamentario, generándose los espacios en las comisiones especiales de investigación o fiscalización y someterlo al control político que fluye de la dinámica congresal. Sin embargo, se pretende defenestrar la presidencia con argumentos recurrentes como mentiroso, corrupto, lobista, que distan mucho para vacar a la máxima envestidura de la nación.
Sus argumentos son caseros, simplistas, ausentes de motivación técnica, no conocen el derecho parlamentario y lo único que se busca es tener un discurso petardista. Lo peor de todo, es que este discurso “incendiario” es recibido con cierto beneplácito por la bancada más numerosa del país.
Definitivamente, a esto nos condena el congreso peruano; a ser espectadores de discursos baratos, sin impacto histórico, sin medición de las consecuencias y sin la visión política de proyectar al país hacia un destino común, que definitivamente no pasa por las vacancias; pasa quizás por otro tipo de soluciones, como por ejemplo que el pleno del congreso se renueve por tercios y que se vayan aquellos que no representan nada para el pueblo peruano. ¿Qué les parece señores congresistas?. Esta crítica, definitivamente, no puede dejar de reconocer los valiosos aportes de congresistas que practican una verdadera vida política, pues no todos son iguales. Existe una minoría valiosa en el congreso a la que siempre brindaré el máximo de mis respetos y reconocimientos. Hasta la próxima semana.