Por: Berit Knudsen // Rivalidad entre Arabia Saudita e Irán

por | Nov 1, 2024 | Opinión

La relación entre Arabia Saudita e Irán es fundamental para entender el panorama político en Oriente Medio. Las tensiones étnicas y sectarias históricas —árabes saudíes suníes frente a persas iraníes chiíes—, se centran hoy en una confrontación ideológica con visiones opuestas: la «Visión 2030» de Arabia Saudita y los principios de la Revolución Islámica de 1979 en Irán.

Arabia Saudita, corazón espiritual del Islam suní, representa al 95% de la comunidad musulmana, mientras Irán compite como bastión del Islam chií, diferencias que se remontan a siglos, afectando la identidad nacional y religiosa. Las divisiones sectarias, alimentadas por la desconfianza, son usadas por sus gobiernos para legitimar políticas internas y externas.

Bajo el liderazgo del príncipe heredero Mohammed bin Salman (MBS), Arabia Saudita impulsa un ambicioso plan de modernización diversificando la economía, reduciendo la dependencia del petróleo, liberalizando normas sociales con una identidad nacional inclusiva, otorgando más derechos a las mujeres, promoviendo el entretenimiento y turismo internacional. Representa una generación joven de líderes en Oriente Medio, con un enfoque pragmático orientado al futuro que genera esperanzas con reformas progresistas, pero también controversias por prácticas autoritarias, represión de la disidencia y violaciones de derechos humanos.

Irán, liderado por el ayatolá Ali Jamenei, mantiene los principios de la Revolución Islámica de 1979, preservando una estricta teocracia, resistencia contra la influencia occidental y una postura confrontacional hacia Estados Unidos e Israel. Jamenei ha perpetuado las políticas del ayatolá Jomeini, enfatizando la represión social y control religioso, consolidando su poder sobre Irán durante décadas. La opresión sistemática de su población, especialmente mujeres, y abusos contra los derechos humanos generan descontento popular, reflejado en protestas masivas sofocadas violentamente. Su resistencia al cambio y compromiso con la ideología revolucionaria han llevado a Irán al aislamiento internacional.

Ambos países buscan liderar Oriente Medio, con métodos y objetivos que difieren notablemente. Irán expande su influencia con alianzas con grupos y milicias en Irak, Siria, Líbano, Yemen y Gaza, desafiando el orden e intereses occidentales y saudíes.

Arabia Saudita intenta contrarrestar la influencia iraní para posicionarse como líder legítimo del mundo islámico y árabe frente a su adversario persa. El reino fortalece alianzas con Estados Unidos y otros países occidentales, normalizando relaciones con los países árabes en el contexto de los Acuerdos de Abraham, alineándose contra amenazas comunes como la influencia de Irán, apoyando la causa Palestina como nación suní.

En la competencia global entre Estados Unidos y China, un tratado de defensa entre Estados Unidos y Arabia Saudita reforzaría su influencia ante adversarios permitiendo a los socios regionales desarrollar un rol activo en seguridad para lograr estabilidad. Sin embargo, es esencial que ambas naciones alineen sus expectativas, mantengan compromisos, equilibrando intereses regionales y globales.

Para Irán, los acuerdos firmados por Israel con Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos son una amenaza directa a su influencia, contraria a sus intereses. Teherán ha condenado estas normalizaciones, con acciones contra estos países, formando coaliciones con China, Rusia y Corea del Norte.

La rivalidad multifacética entre Arabia Saudita e Irán, con visiones y estilos de liderazgo contrapuestos, afecta a sus propias naciones con implicaciones para la estabilidad y desarrollo de Oriente Medio. Mientras Arabia Saudita busca modernizarse y asumir un liderazgo constructivo, Irán se aferra a una visión del pasado, lidiando con un descontento creciente. El futuro de la región dependerá en gran medida de cómo estos dos titanes manejen sus diferencias y aborden desafíos internos. Las decisiones en Riad y Teherán tendrán repercusiones, trascendiendo fronteras y afectando al mundo.


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