El fiscal recibió el rechazo de unos ciudadanos peruanos, mientras se encontraba en una tienda por departamento.
El jefe de Equipo Especial Lava Jato, Rafael Vela, fue repudiado y recriminado por ciudadanos peruanos, mientras se encontraba en una tienda por departamento en Estados Unidos.
«Fiscal corrupto», «han vendido al Perú», «has regalado la patria a Odebrecht», fueron los gritos que produjeron unos compatriotas, durante el momento que tuvieron al fiscal frente a sus ojos en este establecimiento ubicado en Washington D.C.
El video de este momento vergonzoso que le tocó vivir a Rafael Vela fue difundido en redes sociales, donde se observa al representante del Ministerio Público recorriendo los pasillos del centro comercial, mostrando tener calma ante el rechazo de estas personas.
Vela es cuestionado por la firma del lesivo acuerdo de colaboración con la corrupta constructora brasileña, donde la empresa solo admite delitos en 4 proyectos. En dicho contrato, Odebrecht solo se compromete a pagar 610 millones de soles por concepto de reparación civil, a pesar de los millones de dólares que ganó con proyectos obtenidos de forma ilícita.
Los peruanos reclaman que este acuerdo con la empresa internacional resultó excesivos y poco favorables para el país, lo que generó desconfianza en el manejo de los procesos judiciales relacionados.
Vela junto al fiscal José Domingo Pérez son investigados por la fiscalía por realizar un cerco judicial al expresidente Alan García, así como a la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, según reveló el colaborador eficaz Jaime Villanueva.
El fiscal Rafael Vela dijo que se encuentra de licencia para asistir a reuniones dentro del marco de ejecución de las medidas cautelares, de protección personal y familiar, otorgadas hace un año por la CIDH de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
«Fui agredido verbalmente por cuatro personas en una tienda por departamentos en la ciudad de Washington D.C. Yo había acudido para adquirir ropa apropiada para el frío, porque en este momento en la ciudad las temperaturas están bajando. Ahí me encontré con todas estas personas. Empezaron a gritarme, a filmar y a tomar fotografías, invadiendo mi privacidad y la de las personas que me acompañaban», dijo.
