Castella se lleva su cuarto escapulario en una tarde con duende
Texto: Magaly Zapata
Fotos: Mónica Lucas
Acho vivió una de sus más bonitas tardes de los últimos años, una tarde con duende que se atesora en retina y corazón, se tamiza y queda la esencia de un encanto inefable que empezó a escribirse hace 3 meses con esperanza en La Esperanza y no defraudó.
Los patios de Sol y de Sombra alborozados por el presagio de algo grande; Lima sabe, conoce, tiene memoria taurina; siente, aquilata y se entrega. 3 toreros 3 conceptos: el de entrega y finura en los vuelos, el del artístico empaque torero y aquel otro poderosamente arrollador. El carte: Castella, Manzanares y Roca Rey.
Lleno histórico y auténtico, papel agotado al mediodía; entusiasmo e ilusión burbujeaban, los reaños del alma buscaban motivos de redención para seguir existiendo. Habíamos empujado el carro con esperanza y fe que el nazareno nos sostenía en su manto protector. Impedir no puedo que borbotones de emoción lleguen a usted, es la verdad del toreo la que colma y calma. Calma la ansiedad y colma el alma.
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Nos jugábamos mucho y la verdad nos hizo libres para vivir la tradición. Un himno desgarrador remeció los machones como preámbulo de una tarde pura de esencia dramática que se expresa ante la muerte.
Cuando Acho ruge no hay parangón en el mundo, arquerías milenarias son la bella caja de resonancia de vibraciones del toreo desde la arena hasta el cerro que columbra el arte. Y aunque los cánones mandan reseñar, prefiero contarte que lo de ayer fue mágico, que sentimos el toreo atemporal, que disfrutamos el poderío y la entrega, a veces del uy y el ay, que la tarde se nos ponía cuesta arriba.
Que en el 3º el paisano hizo rugir Acho, arrojado inicio de rodillas, bien toreado, sujetó y atacó, mandó, templó, mató y cobró dos. Despertó la algarabía del olé que ruge como ‘un aria de los 9 do’ levitando en floritura.
Los figurones inéditos sea por material o por espada. En el 4º un capote cinceló una larga cordobesa, era un aire recogido de Benlliure y Castella lo cuidó en varas, el alto impacto de pasárselo con gallardía, su muleta recondujo la algarabía al sentimiento profundo del toreo macizo, firme y sutil, suave, que transita del corazón a las yemas de los dedos.
Novelero quiso tirar de su raza y colaboró. Acho rugió gutural, fútil y escasa intención de indulto, espadazo y rotundas dos de oro. El 5º un débil esaborío y Manzanares en el nombre del Padre lo sujetó con esa media altura manzanarista revestida de empaque torero y catedralicio, los de pecho eran el beso de Rodin en trazos delicados sobre la aren, espuma de las olas mediterráneas cuando acarician las orillas; así acarició el andar del Núñez y surgían oles a pellizcos del alma, vaya faena de escapulario, citó a recibir para matar, espada defectuosa por contraria lo quitó de la baraja y la sensible afición de Lima lo obligó a pasear el ruedo.
La deliberación del jurado otorgó a Castella su 4º escapulario, segundo consecutivo como Teruel y Roca Rey en los 78 años de historia ferial. Acho estuvo a la altura de su historia. Acho volvió a vivir, que yo lo vi.
Manzanares en artístico muletazo.
Empresario de Acho y Alcalde del Rimac entregan el Escapulario de Oro 2024 a Castella.