Mandataria sugiere retirar la venda de la figura, desconociendo su simbolismo de imparcialidad.
Durante la ceremonia de promulgación de la Ley que permite el nombramiento de docentes contratados en universidades públicas, la presidenta Dina Boluarte recibió como obsequio una estatua de la Justicia. En el evento, desarrollado en Palacio de Gobierno, un comentario de la mandataria llamó la atención y generó críticas en redes sociales.
«Muchas gracias. Está ciega la justicia, le vamos a quitar la venda», expresó Boluarte, refiriéndose al elemento característico de la figura. Este detalle, lejos de pasar desapercibido, evidenció un posible desconocimiento sobre el significado de la venda en la estatua, que representa la imparcialidad del sistema judicial.
La imagen de la Justicia, tradicionalmente representada con una balanza, una espada y los ojos vendados, simboliza que las decisiones judiciales deben tomarse sin influencias externas ni prejuicios, basándose únicamente en los hechos y las leyes. Por ello, las declaraciones de la presidenta fueron interpretadas por muchos como un desacierto y motivo de discusión pública.
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Polémicas por declaraciones económicas
La controversia no terminó allí. En una reunión con dirigentas de ollas comunes, Boluarte afirmó que con solo 10 soles es posible preparar un menú completo, incluyendo sopa, segundo y postre. Según sus palabras, las mujeres tienen una gran habilidad para administrar recursos limitados en situaciones de crisis.
«Así somos las mujeres. Nos las ingeniamos para que, con diez solcitos, podamos preparar comida completa», señaló la mandataria.
No obstante, sus declaraciones contrastan con la realidad económica del país. Durante su gestión, el costo de la canasta básica familiar ha registrado un aumento de hasta el 57%, según datos oficiales. Asimismo, más del 76% de los ciudadanos manifiesta no poder cubrir sus gastos mensuales debido al impacto de la inflación y el alza de precios.
Ambos episodios han suscitado críticas hacia la presidenta, no solo por el desconocimiento aparente sobre símbolos culturales, sino también por la desconexión percibida entre su discurso y la realidad económica que enfrentan miles de familias peruanas. Analistas y ciudadanos esperan mayores acciones concretas frente a la crisis económica y social en lugar de declaraciones que, para muchos, resultan desatinadas.