Por: Bruno de Ayala Bellido // Los trenes, la ampliación de la Vía Expresa Sur y la candidatura presidencial

por | Dic 1, 2024 | Opinión

Imagínate vivir a 50 km de Lima y poder llegar a tu trabajo en el centro de la ciudad todos los días en tan solo 45 minutos de ida y volver a tu casa en otros 45 minutos. No desperdiciar cuatro horas diarias en el calvario de ir y venir (como sucede en cualquier gran ciudad del mundo). Olvídate de movilizarte en un colectivo maloliente, recorriendo 50 kilómetros de sufrimiento que te roba parte de tu vida día tras día. En cambio, tener tiempo para compartir con tu familia, relajarte o hacer lo que te plazca. Eso se llama calidad de vida.

El tren «Desamparados-Chosica» (lo más probable que se amplie hasta el callao) podría cambiar la rutina de miles de personas y convertirse, además, en la mejor carta de presentación política de cara a la próxima elección presidencial. La incongruente clase política peruana entra en alerta, especialmente los caviares. Y si a esto le sumamos la ampliación de la Vía Expresa Sur, un proyecto que permaneció años dormido por falta de carácter para sacarlo adelante, la conclusión es clara: la derecha en el Perú ha encontrado ya un candidato presidencial en Rafael López Aliaga, actual alcalde de Lima.

He llegado a la conclusión de que, si un progre ataca con tanta virulencia un proyecto que puede beneficiar a gente humilde y trabajadora, ese proyecto debe ser bueno. Si en mayo o junio de 2025 ese tren de cercanías inicia una marcha blanca, y para diciembre de ese mismo año se inaugura la ampliación de la Vía Expresa Sur, que conectará el final de la actual Vía Expresa en Barranco con el kilómetro 12 de la Panamericana Sur en San Juan de Miraflores, será un pequeño paso para acortar la brecha de infraestructura, pero de un significado colosal en lo humano y en lo político.

La historia del tren de cercanías Lima-Chosica roza lo anecdótico. Hasta hace dos años, nada hacía presagiar que tendríamos un tren de esas características. Un actor providencial fue Juan de Dios Olaechea, presidente ejecutivo del Ferrocarril Central. Junto con López Aliaga, probablemente sean las dos personas que más saben de trenes en el Perú. Olaechea se enteró de la disponibilidad en California de 90 coches de dos pisos y 19 locomotoras de la empresa estatal Caltrain. Tras gestiones y más gestiones, lograron la donación.

En este punto, cabe una precisión: qué importante es tener a un empresario y financista como alcalde, alguien con capacidad de gestión y decisión. El resto es historia. Se logró el objetivo: lo imposible se hizo posible, y, si los peruanos queremos, Lima tendrá un tren de cercanías. Que venga luego el tren Chancay /Callao y el Lima/ Ica y que se interconecten con la línea 1 y 2 del metro.

Las lágrimas de los mediocres son la prueba de que este tren no solo dará origen a una posible candidatura presidencial del alcalde de Lima, sino que tendrá una convocatoria popular nada despreciable: 200 mil personas al día movilizándose y recuperando dignidad en una ciudad tan agresiva como Lima. Será digno de ver.

¿Quién lo duda ahora? Dios, sin duda, debe tener algo de peruano.

Analista Internacional


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