50 hombres ―además del marido― fueron acusados de violar a Gisèle Pelicot con la venia de su marido, Dominique Pelicot, de 72 años, quien la drogó durante una década para someterla a los reiterados abusos.
El hecho de que representen en gran medida un microcosmos de la sociedad francesa les ha valido el sobrenombre de Monsieur-Tout-Le-Monde («Señor Cualquiera»).
Este jueves fueron sentenciados, en el dramático final de un juicio que comenzó en septiembre pasado.
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El tribunal declaró a 46 de los acusados culpables de violación, a dos culpables de intento de violación y a dos culpables de agresión sexual, imponiéndoles penas de entre 3 y 15 años de prisión.
La mayoría de los 50 hombres proviene de pueblos y ciudades ubicados en un radio de 50 km alrededor del pueblo de los Pelicot, Mazan.
Algunos abogados defensores encontraron en lo ordinario del grupo una línea de defensa. «La gente común hace cosas extraordinarias», argumentó Antoine Minier, abogado que representa a tres de los violadores.
«Mi cuerpo la violó, pero mi mente no lo hizo»
Los fiscales basaron sus demandas de sentencia en factores agravantes: cuántas veces los acusados fueron a la casa de los Pelicot, si tocaron sexualmente a Gisèle y si la penetraron.
Joseph Cocco, un entrenador deportivo retirado de 69 años, fue encontrado culpable de agresión sexual agravada y condenado a 3 años de prisión. Los fiscales habían solicitado una pena de 4 años, la más leve de todas.
En el otro extremo de la escala se encuentra Romain Vandevelde, de 63 años, sobre quien los fiscales solicitaron 18 años de prisión.
Vandevelde sabía que tenía VIH y fue acusado de violar a Gisèle en seis ocasiones distintas sin llevar protección, aunque su abogado dijo al tribunal que llevaba varios años en tratamiento y no podía haber transmitido el virus.