Como es de público conocimiento la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional más conocida como USAID, ha suspendido por noventa días las remesas que hacía a diversos Estados y a las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) para ayudar en el desarrollo económico de sus respectivos países, así como para también contribuir con las obras sociales supuestamente destinadas para el alivio de la pobreza, al igual como en el caso peruano contribuir en el combate contra el narcotráfico que tanto daño nos hace y le hace al mundo entero.
La noticia, si bien no era esperada tampoco ha sorprendido, pues el nuevo gobierno que preside Ronald Trump ha tomado duras medidas en resguardo de los intereses de los Estados Unidos de América y además, cautelando sus fondos estatales que provienen principalmente de los impuestos que pagan los estadounidenses.
El gobierno de Trump pretende que los fondos que se entregan a otros Estados y a las ONGs que en ellos funcionan, se empleen bien, esto es que realmente su destino sea el que se programó y no otro, así como también que las ayudas económicas se utilicen en porcentaje apreciable a sus fines y no a excesivos gastos administrativos ni para facilitarles la vida como reyes de algunos de sus directivos. También USAID pretende que el costo beneficio de su cooperación financiera a otros países y a ONGs, sea apreciable.
Todo lo señalado es incontrovertible y totalmente entendible, pues lo que pagan los contribuyentes al fisco norteamericano no se pued ir en regalos que no sirvan para nada o para muy poco, o que atiendan a otros destinos y no a los establecidos y, si bien el destino es el proyectado los resultados no son los deseables, como es el caso de la lucha contra el narcotráfico en el Perú, que es tenue, casi no se puede apreciar, pero francamente decepcionante. Incluso como sabemos hasta las subvenciones para los sembríos sustitutos de la coca, no tienen éxito pues los destinan a la siembra, abonos, pesticidas y cosecha, más no para el mantenimiento de los agricultores y sus familias entre siembra y cosecha, que tratándose de frutales normalmente se traduce en años.
Según información de la prensa, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, equivalente a Ministro de Relaciones Exteriores o Canciller de otros países, ha informado que en lo que se refiere a la transferencia de recursos a las ONGs, esto es donaciones o regalos, de cada dólar entregado solo 12.5 centavos llega a quienes se intentaba ayudar. Esto es escandaloso y tiene que ser corregido, pues no es dable que 87.5 centavos quede en el camino, como puede ser exceso de gastos administrativos, dispendio, gastos superfluos y hasta la vida de “pachás” que se observa en algunos de sus directivos.
Mientras Estados Unidos hace lo adecuado en relación con la cooperación financiera internacional, en el Perú seguimos deshojando margaritas para que se apruebe norma legal que permita a la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) fiscalizar realmente el destino de las ayudas y no solamente el país de procedencia y el destino nominal, sino insistimos, el real que es lo que vale.
USAID nos ha dado un buen ejemplo, esperando que el Perú lo siga, lo que por cierto no significa que coincidamos con todas las medidas que Trump ha tomado, sobre todo en relación con hijos de indocumentados nacidos en los Estados Unidos.