Miguel Ángel Rodríguez Mackay: «Donald Trump deja en el aire a Edmundo González»

Por: Pablo Carranza

 

– ¿Qué le suscita que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, haya decidido que la firma Chevron siga operando en Venezuela?

Es la constatación en pleno siglo XXI de la vigencia del realismo político y del pragmatismo de las relaciones internacionales. El presidente Donald Trump por supuesto que no es un romántico, no es un idealista de las relaciones internacionales que es la ciencia del poder y entiende que más allá de calificaciones jurídicas sobre la inconsistencia de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, porque es consciente que no lo es, acepta un statu quo coyuntural y circunstancial, porque necesita y requiere crear en su planteamiento lógico y, en sus objetivos claros, condiciones para ello. De manera que para Donald Trump las condiciones para sus objetivos con Venezuela son muy claras. Necesita y requiere crear un clímax de cordialidad que no significa de aceptación de las anomalías jurídico-políticas del régimen de Maduro. Estados Unidos necesita y requiere petróleo, por más que diga que tiene y mucho, necesita y requiere crear espacios de vinculación estratégica con América Latina, por más que diga que América Latina es su patio trasero.

 

– ¿En qué posición deja esto Edmundo González y a su intención de recuperar la democracia en Venezuela?

Tengo mucho aprecio por el embajador Edmundo González. Él sabe que Rodríguez Mackay dice las cosas de frente, pero lo veo muy debilitado en relación al movimiento de fichas de Donald Trump. Está prácticamente en el aire, porque si Estados Unidos de Donald Trump lo hubiera apreciado en el concepto de la inmediatez, lo hubiera invitado para su juramentación en el Capitolio, el pasado 20 de enero. Eso no ha sucedido. Por tanto, una cosa ha sido Estados Unidos de Joe Biden, que hemos visto que le abrió las puertas y recibió a Edmundo González, el ganador indiscutible de las elecciones en Venezuela, y otra es la de Donald Trump. González no será, digamos, el punto principal ni está en la lectura inmediata para Donald Trump, y eso él y sus seguidores, adeptos y colaboradores deben ser conscientes de esta nueva realidad que, guste o no, ha terminado empoderando coyunturalmente a Maduro, seguramente para que pueda perpetuarse más en el poder o tener más tiempo para preparar ese camino.

 

– ¿Cómo tomar esta política de deportaciones masivas de indocumentados?

A mí me parece que son, primero, deportaciones injustas en su inmensa mayoría, pero son decisiones soberanas y, lamentablemente, mi perplejidad y subjetividad están subordinadas al plano del poder objetivo que Estados Unidos está manejando en el tema de las deportaciones. Por eso es que no podemos ni denunciar ni demandar a Estados Unidos por deportaciones, porque sus actos son inoponibles. Por eso es que no podemos hacer nada contra la soberanía del Estado, pero qué duda cabe lamentar esta decisión de Estados Unidos, porque a la postre será dispararse a los pies porque la inmensa mayoría de latinos y, en general, de todos los migrantes son la base del movimiento de la economía de Estados Unidos desde hace muchísimos años.

 

– ¿Tiene usted alguna idea de cómo Donald Trump va a tomar el tema del conflicto de Rusia y Ucrania?

No, yo creo que Donald Trump tiene pendiente su primer encuentro telefónico o presencial con Vladimir Putin y la consecuencia de ello va a ser la inmediata cesación de las hostilidades de la guerra entre Rusia y Ucrania. Ese es el objetivo de Donald Trump y, en el fondo, también es lo que quiere Vladimir Putin, pero van a tener que negociar y, como en la teoría de las relaciones internacionales se negocia, lo más probable es que Rusia termine afirmándose como el país soberano al que se anexó la península de Crimea, que hasta ahora ha sido de toda nulidad por la ONU, pues eso dejará de serlo. Es decir, Crimea pasará a ser parte oficial y sin censura por Occidente del territorio de Rusia y, a cambio de ello, Vladimir Putin va a tener que dejar la región del Donbass y retroceder a la delimitación fronteriza regular. De otro lado, no habría ninguna posibilidad. En estas cosas hay que aprender a ceder y aprender a ser maximalista y a ser concesivo cuando corresponde. Y aquí está el asunto. Ese será el único escenario que también Ucrania seguramente va a terminar aceptando, aun cuando Ucrania es el que tiene, en verdad, menos posibilidades para tomar decisiones.

 

– ¿Trump representa el peligro de una eventual Tercera Guerra Mundial, como dicen algunos especialistas?

No, yo creo que Donald Trump es irreverente, es un estratega de la política internacional pragmática, habla de la grandilocuencia americana de comprar Groenlandia, habla del Golfo de América, habla del Canal de Panamá que va a retomar su control. Eso es la grandilocuencia pragmática con la que él ha venido a impactar. Entonces, no le conviene a Estados Unidos una Tercera Guerra Mundial porque podría terminar colapsado, más aún ahora donde todos los vectores podrían ponerse en su contra. Tiene que tener mucho cuidado. Estados Unidos es un país que se ha hecho de manera exógena que endógena, o sea, más se ha hecho desde afuera hacia adentro que desde adentro hacia afuera. De manera que yo no veo a un Donald Trump belicista, pero sí veo a un Donald Trump con su bravuconada.

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