Los meses de verano son muy complicados para los padres de familia, pues se juntan infinidad de gastos que no tienen otros meses del año, como son algo de distracción a los niños y jóvenes en las vacaciones escolares, declaración jurada del Impuesto a la Renta, pago del aporte de regularización, declaración de Impuesto Predial para los que son contribuyentes de tal impuesto, pago de matrícula escolar y por supuesto de por lo menos el primer mes lectivo.
Pero eso no es todo, ni se lo sueñen, todavía hay más, pues se deben comprar los uniformes y zapatos escolares, incluso de deportes. Hay instituciones educativas que no dejan utilizar los uniformes heredados de hermanos mayores y tienen que adquirir nuevos, a veces con recomendación solapada de donde se deben comprar y ello no creemos que sea necesariamente como ayuda al pobre padre de familia que ya bastante abrumado está con los gastos extraordinarios.
Como si lo expuesto no fuese poco las exigencias de útiles escolares, útiles de higiene, cuadernos y libros es de espanto. Creen muchas instituciones escolares que los bolsillos de los padres de familia son iguales a los de los payasos por su tamaño, pero no señor, son bolsillos que tienen limitaciones y por supuesto no estamos en tiempos de bonanza.
Por ejemplo, en un colegio que no se encuentra en distrito que aloja a los más solventes, sino a quienes más limitaciones económicas tienen, para un alumno de segundo de secundaria las exigencias son enormes y rompen la billetera del más socorrido por la fortuna.
En lo que se refiere a cuadernos cuadriculados tienen que tener para algebra, aritmética, razonamiento matemático, geografía, física, química, biología, e ingles.
Respecto a cuadernos rayados ellos son para cívica, otro para lenguaje, razonamiento verbal, geografía, historia del Perú, historia universal y literatura. Y como si lo relacionado fuese insuficiente hay que agregarle folders con “faster gusanito” para habilidades blandas, innovación y emprendiiento, plan lector y marketing, aunque este último debería tenerlo el director del plantel a fin de aprender que no se puede abusar de la clientela.
En adición le piden en libros un “plan académico de plan lector”, solo les faltó poner el número de páginas y con que tipo de papel se imprimió. Elo sumado al libro de inglés y, por favor, no se vayan a desmallar, el alumno debe llevar diccionario español, diccionario de sinónimos y antónimos, así como diccionario bilingüe español a inglés.
La cartuchera tiene que contar con lápiz 2B, borrador, corrector, tajador, lapiceros pero de color azul, negro y rojo, resaltador, set de no se que cosa, compás, tijera y post-it.
Agárrense bien, todavía hay más, pues deben entregar dos millares de papel bond, un ciento de hojas arco iris, un rollo de cinta masking tape natural gruesa, un rollo de cinta de embalaje como si el alumno fuese a ayudar en “Mudanzas Sandoval”, rollos de papel higiénico, rollos de papel para secarse las manos, jabones y un largo etcétera. Si el apreciado lector cree que la lista terminó, pues craso error, lo que pasa que el autor de esta breve columna se cansó de seguirla revisando.
El Ministerio de Educación no puede seguir virolo, tuerto o ciego ante tanto abuso, hay hasta la antigua ley que se aprobó cuando el Congreso era tal, sobre protección a padres y alumnos. Tiene las herramientas, pero si quiere hacer algo positivo para el futuro, genere además norma que obligue a que los alumnos de las escuelas del Estado solo puedan matricularse en las de su distrito, a fin de aliviar en algo el tráfico vehicular durante los meses lectivos, dado el desplazamiento de alumnos del lugar del domicilio a distritos distantes de la escuela de su preferencia.
