El presidente de los EE. UU. Donald Trump ha demostrado ser un líder audaz y visionario, con una serie de políticas que buscan garantizar la seguridad, la prosperidad y la posición de Estados Unidos en el escenario global.
Entre sus prioridades se encuentra la paz con Rusia, una nación con la que las relaciones diplomáticas son de suma importancia. Trump ha señalado que el conflicto actual no fue iniciado por Rusia, sino que tiene sus raíces en 2014 debido al intervencionismo en Ucrania durante el mandato de Barack Obama. Esta visión promueve una perspectiva más equilibrada y comprensiva, que busca resolver conflictos históricos y abrir puertas a la cooperación.
Con ello, se evita la opción guerrista de Joe Biden, por la que estuvo a punto de estallar irresponsablemente un conflicto nuclear, y también se da un tatequieto, un freno, a las posiciones guerreristas de los países bálticos, Francia, Polonia y Gran Bretaña. Todo ello reafirma su objetivo de que no haya guerras, como lo hizo en su primera administración.
Este enfoque de Trump refleja su compromiso con la paz y la estabilidad global, alejándose de la confrontación y promoviendo la diplomacia como medio para resolver conflictos. Su política busca evitar el derramamiento de sangre innecesario y promover la cooperación internacional, demostrando una vez más su dedicación a poner a Estados Unidos y al mundo en el camino hacia la paz y la prosperidad.
Unas buenas relaciones entre Estados Unidos y Rusia, reitero, podrían contribuir a una mayor estabilidad y seguridad global, así como a la cooperación en áreas clave como el contraterrorismo, la respuesta a crisis humanitarias, la economía global, el cambio climático y la exploración espacial.
En cuanto a Ucrania, Trump ha propuesto que el país pague con “tierras raras” a Estados Unidos como contribución a la guerra. Además, considera que, si Ucrania desea un ejército norteamericano para garantizar su seguridad, debe cubrir los costos. Es un enfoque pragmático, real y justo.
Una de las afirmaciones más destacadas de Trump es que Europa debe pagar por su propia seguridad y no depender de Estados Unidos. Esta idea subraya la importancia de la autosuficiencia y la responsabilidad compartida entre las naciones occidentales -siempre subvencionadas-, liberando a Estados Unidos de cargas financieras excesivas y permitiendo una inversión más eficiente en su propio desarrollo.
La visión de Trump también incluye la creencia de que Groenlandia, siendo parte del continente americano, debería pertenecer a Estados Unidos en lugar de seguir bajo el control del colonialismo danés. Integrar Groenlandia al territorio estadounidense, según Trump, traería prosperidad y desarrollo a la región, beneficiando a sus habitantes.
Además, Trump ha propuesto que Canadá se convierta en el Estado 51 de Estados Unidos, argumentando que esta integración robustecería la seguridad, aceleraría su desarrollo y fortalecería la economía norteamericana.
Su posición en el conflicto de Gaza, en donde piensa construir viviendas dignas para los residentes. Aunque controversial, permitiría que el lugar se convertiría en la «Riviera de Oriente Medio», traería paz a la región (Hamas, nunca más). Este enfoque humanitario demuestra un compromiso con la mejora de las condiciones de vida en áreas conflictivas.
La política migratoria de Trump también merece reconocimiento. Su enfoque firme y decidido ha buscado proteger las fronteras estadounidenses y garantizar la seguridad nacional. Al implementar medidas más estrictas y reforzar las leyes migratorias, Trump está trabajando para reducir la inmigración ilegal y asegurar que aquellos que ingresen al país lo hagan de manera legal y ordenada.
De otro lado, Trump ha sido un firme defensor de la vida y ha implementado políticas antiaborto que buscan proteger a los no nacidos. Su administración ha trabajado para limitar el financiamiento a organizaciones que realizan abortos y ha promovido leyes que apoyan la vida desde la concepción.
En el ámbito de la defensa de la fe, Trump ha sido un firme defensor de la libertad religiosa. Ha trabajado para proteger los derechos de las comunidades religiosas y ha apoyado políticas que permiten a las personas vivir de acuerdo con sus creencias religiosas sin temor a la discriminación.
En fin, Trump ha expresado su oposición a las políticas de género que promueven una diversidad de identidades más allá de hombre y mujer. Su enfoque ha sido promover la idea de que solo existen dos géneros, lo que ha coincidido con aquellos que comparten esta visión tradicional, real y verdadera, fuera de los desviacionismos.
En resumen, para Donald Trump, Estados Unidos siempre debe ser la prioridad en todos los sentidos. Su enfoque audaz y pragmático busca garantizar la seguridad, prosperidad y liderazgo de su nación, aunque esto no siempre sea del agrado de otros países. Las políticas de Trump reflejan un compromiso inquebrantable con los intereses estadounidenses, promoviendo un futuro de fortaleza y autosuficiencia.
(*) Premio mundial de periodismo “Visión Honesta 2023”