Comenzaré esta breve columna, contándoles una buena experiencia que debería replicarse en las ciudades, poblaciones o centros urbanos. Me refiero a la campaña denominada “Adopta tu hueco”, creada e iniciada por Itala Testino Luna en el distrito de Ancón.
Dicha joven empresaria y veraneante en el Balneario del mismo nombre, observó lo que todo el mundo observa, con la diferencia de que ella le agregó a la observación una decisión, trabajar para que lo que había visto fuese corregido.
Se preguntarán ¿qué es lo que observó Itala? Y la respuesta la da el título de esta columna, esto es los huecos que hay en la calle y que en lugar de disminuir aumentan, gracias a que las autoridades de infinidad de municipios no cumplen a cabalidad con sus funciones, en resumen, mucho floro pero poca acción.
Itala constato que en el malecón de Ancón, que es el espacio más apreciado y emblemático del distrito, ya no se podía caminar tranquilamente como se hacía antaño, tampoco se podía patinar y menos ir en bicicleta ya que en el deteriorado piso del malecón, que en sus inicios fue una belleza, había infinidad de huecos. Sin exagerar, más huecos que áreas sin ellos, lo que ocasionaba infinidad de accidentes que tenían que ser tratados en la posta médica que, como muchísimas otras en el país, de lugar para la atención de la salud tiene muy poco.
Ya se tenía la peligrosa circulación de los triciclos para pasajeros denominados “anconetas”, algo parecido a las moto taxi, pero sin motor, que irresponsablemente no respetan las reglas establecidas. A ello se agregó los famosos huecos que afectan a los residentes de dicho distrito, tanto permanentes como temporales, pero sobre todo a quienes concurren los fines de semana a él, en busca de sano esparcimiento, pues se trata de una playa pública, o sea de todos y para todos al ser Ancón el distrito más inclusivo del país.
Para revolver el tema ante la desidia municipal, Itala ideó la campaña “Adopta tú hueco”, invitando a todos los residentes y veraneantes a donar solamente cuarenta soles para hacer que se tape el hueco, en forma adecuada y duradera. Incluso hubo residentes vinculados a la construcción e ingeniería civil como Luis Montezuma, que prestaron su concurso para que el tapado de huecos fuese técnicamente aceptable.
Algunos vecinos del distrito colaboraban con cuarenta soles para tapar un solo hueco, otros lo hacían por dos, por cinco, por diez o por el número de huecos que estuviesen dispuestos a tapar. Las donaciones se recibían en cuentas bancarias particulares, debidamente revisadas, pero no en cuentas municipales, no solo para evitar dispendios y otras malas artes, sino para evitar la tramitología peruana que es de espanto.
Bueno pue, ¿por qué no replicar la campaña “Adopta tú Hueco” en otros distritos del país? no solo para evitarle riesgos a los donantes sino a todos los que usan las veredas para transitar, que también podría ser apropiado para las pistas.
No dejemos pasar el tiempo, los vecinos por lo menos de la cuadra, pueden ser invitados a la campaña y habremos colaborado a vivir mejor. El bienestar y la seguridad no tienen precio.